Las inmortales ruinas de Pompeya
Hace poco las ruinas de Pompeya cobraron actualidad debido al derrumbe del muro de una de las muchas casas que se conservan en bastante mal estado. Afortunadamente, la zona estaba cerrada al público lo que evitó desgracias personales. Y afortunadamente también, en la pared de la casa no había frescos ni ningún tipo de pinturas que pudieran resultar dañadas.
No hace mucho tiempo visité las ruinas de Pompeya y me llamó la atención el estado de abandono en que se encuentran, debido sobre todo a que la humedad del lugar hace que crezca abundante vegetación que perjudica la buena conservación de las ruinas. Además, la escasa vigilancia hace que algunos desaprensivos visitantes escriban en las paredes y dañen las pinturas. Hasta tal punto ha llegado la cosa que, según parece, la UNESCO se plantea retirar el calificativo de Patrimonio de la Humanidad a las ruinas de Pompeya.
Como es sabido, la antigua ciudad de Pompeya (hoy se levanta muy cerca de las ruinas una ciudad moderna con el mismo nombre) tiene unos orígenes tan remotos como los de Roma. En el año 310 (a. de C.) los romanos conquistaron Pompeya, la cual formaría más tarde parte del Imperio. En el año 62 (a. de C.) un terremoto redujo a escombros la ciudad, pero la tenacidad de los pompeyanos hizo que los edificios y las calles se construyeran de nuevo. Más tarde, en el año 79 (d. de C.), el volcán Vesubio, a cuyos pies se encuentra Pompeya, entró en erupción y sepultó toda la ciudad bajo la lava. Fue una de las catástrofes naturales más grandes de la Historia de la Humanidad.
Desde el día de la erupción Pompeya permaneció sepultada durante casi dos mil años. Después de que fueran descubiertas algunas ruinas hubo que esperar hasta el año 1860 en que comenzaron las excavaciones. Las sorpresas y los descubrimientos iban en aumento a medida que avanzaban las excavaciones. Se encontraron numerosos cuerpos humanos convertidos en fósiles, petrificados.
Una de las vías de acceso para visitar las ruinas es la Puerta Marina. Nada más entrar, a la derecha, están los restos del Templo de Venus, la diosa protectora de la ciudad. Avanzando se llega al Foro, centro de la vida política, económica y religiosa de Pompeya. Eran tales las dimensiones del Foro que en él tenían cabida todos los habitantes de la ciudad. En la parte sur del Foro estaba la Basílica, el más importante y antiguo edificio de Pompeya. Hoy sólo quedan de ella algunas columnas del antiguo Tribunal que era la sede donde se administraba justicia.
En el costado norte del Foro se levantaba el gigantesco Templo de Júpiter, construido en el año 150 (a. de C.). Poniendo un poco de imaginación, se contempla un elegante templo, erigido sobre un alto podio. Tenía una doble galería frontal con altas y esbeltas columnas. El templo se hallaba en el extremo de una gran plaza porticada a ambos lados. También en las inmediaciones del Foro se encontraba el Templo de Apolo, del que se conserva una pequeña estatua de este dios romano y los restos de la columna jónica que sostenía un reloj solar.
Cerca del Foro estaban también las Termas de las que se conservan el Tepidarium, el Calidarium y el Frigidarium. Las Termas disponían de un sistema de calefacción a base de aire caliente que circulaba bajo el suelo. En la zona de las Termas terminaban los edificios públicos, los cuales se extendían desde la Puerta Marina hasta el impresionante Arco de Calígula, situado en la Calle de Mercurio.
Avanzando por la Calle de la Fortuna se llega a la Casa del Fauno, el más bello exponente de la domus (casa) romana. Bajo techo existía una amplia estancia en el centro de la cual había una pequeña estatua de un fauno, colocado sobre un pequeño pedestal y que aún hoy permanece en su sitio. Dignos de mención son también el Teatro Grande, que podía contener a más de 5.000 personas sentadas, las magníficas pinturas de la Villa de los Misterios y el enorme Anfiteatro, construido en el año 80 (a. de C.) y que es el anfiteatro más antiguo de todos los que se conocen.
Hoy la antigua ciudad de Pompeya no es más que un conjunto de ruinas. Pero, eso sí, ruinas inmortales y cargadas de historia
Unas ruinas que durante casi dos mil años permanecieron sepultadas, ocultando miles de secretos, algunos inconfesables
Unas ruinas que aún tienen mucho que contar a quienes se acerquen a ellas con ganas de saber.