Las procesiones de Semana Santa

  Para los que quieren vivir bién estos días y esperar con ilusión las procesiones, habría que pensar si nos gustan las procesiones o nuestras procesiones. Las de mi pueblo, de donde sea. El norte, el sur, el este o el oeste. Da mucho que pensar, que no queramos que llueva en Semana Santa; pero no queremos que llueva en mi pueblo porque son las más bonitas de España, y muy ricas y por eso mismo se estropean. No sé si sabemos, que la Semana Santa (ya quitando los que se van a las playas porque no les dice nada todo esto) es de unos días muy especiales.

  Salen esos Pasos de jesús, de la Virgen, y durante esas horas, que vamos viendo esas figuras, los tambores repiqueteándo, y en siléncio, porque son días de siléncio y de rezar. Esos días, nos recuerdan la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, que viene a nuestras calles, y los que quieren, que son muchos, salen a recibirle. No son momentos para pensar; mi procesión es la mejor del mundo y ninguna la iguala, porque justo las procesiones que ha vivido uno desde pequeño, son las mejores, y las que se le han quedado a uno gravadas.

  Tiene que haber siléncio, no son momentos para gritar o tirar caramelos. Por eso, no podemos quitar las alas a Dios y decir que no queremos que llueva, porque se estropean mis santos. Como es Dios quien manda el agua, justo eso a El, no le importa. Tenemos preparados plásticos dignos, y nos damos la vuelta si nó podemos salir. Pero no vamos a presumir nosotros.