Lo que mal empieza, mal acaba

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Ortiga
Venía oliendo a chamusquina desde hace ya bastante tiempo y al final ha acabado prendiéndose la mecha. Las deficiencias halladas en los aparcamientos de Los Manantiales, de Casas del Rey y de La Rambla –especialmente en este último barrio– de la capital no han sido una casualidad, sino un cúmulo de chapuzas mal realizadas por parte de la empresa constructora, que para colmo de los males, y quizás por culpa de los malos tiempos económicos, ha quedado extinta.
Menos mal que las garantías institucionales –las infraestructuras han sido promovidas desde el Ayuntamiento capitalino, aunque la gestión corresponde a una firma privada– contemplan este tipo de actitudes de dudoso honor, y gracias al aval que al final se le exigió a la empresa podrán repararse los daños. Lo malo es que no sabemos si los 150.000 euros en él contemplados serán suficientes para pagar toda la obra necesaria, o si, por contra, tendrá que poner de sus arcas el Ayuntamiento o, en el peor de los casos, los usuarios de su propio bolsillo. Los que pagan el pato, una vez más, son estos últimos, porque pagaron en tiempos de bonanza económica por una plaza que hoy no disfrutan en su sano estado.