Los cien días de cortesía

23/09/2011 - 00:00 Redacción


   La simbólica cifra de los cien días de gestión pesa en las corporaciones municipales cuando llega el momento de hacer balance y exhibir algún que otro logro a favor de los ciudadanos del municipio. Durante estos tres meses el denominador común han sido los problemas económicos, a los que los más afortunados ha añadido la ejecución de algunos pequeños proyectos, o la celebración de las fiestas patronales que se han llevado buena parte del poco remanente que quedaba en muchas arcas municipales. Mientras que los alcaldes que consiguieron su sillón en las elecciones del pasado 22-M se han tenido que enfrentar a un cambio de gestión, los que repiten apuestan por la continuidad, eso sí, todos condicionados, en parte, por el cambio de color político que se ha producido en los gobiernos de la Diputación y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Por que si por algo se ha caracterizado este primero periodo de cortesía de la actual legislatura ha sido, precisamente, por politizar una crítica que pretende convertir al contrario en el causante de los males económicos que nos acucian a todos. En los consistorios que han sufrido cambios en la Alcaldía y han pasado de manos populares a socialistas, la culpa es de los primeros y en las instituciones y ayuntamientos gobernados hasta el momento por dirigentes del PSOE, el PP les acusa de haber dejado las arcas como un erial y los cajones llenos de facturas impagadas. Seguramente ni a unos ni a otros les falte parte de razón, pero a estas alturas ya han tenido tiempo más que suficiente para regodearse y sacar partido a una situación que no permite perder ni un minuto más en polémicas de cara a la galería. Es cierto que cien días es poco tiempo para medir la eficacia de una gestión municipal pero sí es el parámetro para proyectar la trayectoria de esa gestión. Por eso, es necesario que, pasado el paréntesis estival, los equipos de gobierno se pongan manos a la obra para intentar, con los pocos recursos que les quedan, solventar las necesidades más básicas de sus vecinos. Ya no hay excusas y la tarea no será nada fácil.