Los inconvenientes de las obras de la A-2.

04/10/2011 - 00:00 Redacción


   Los ciudadanos de Guadalajara están cansados de los atascos kilométricos causados por las obras en la A-2, que colapsan el tráfico a determinadas horas del día, incluidas las punta. Este colapso implica la paralización de los proyectos personales y empresariales, en un momento de profunda crisis económica. Retrasos en el transporte de mercancías en un eje vital para las comunicaciones del país y retrasos en asuntos tan cotidianos como la llegada al puesto de trabajo. Hace un par de meses sucedió lo mismo, durante varias semanas, en la A-2, entre Azuqueca y Alcalá de Henares, con las obras del tercer carril. Ahora este mismo problema se traslada al entorno de Torija, donde los atascos, sentido Zaragoza, se prolongan entre la Ronda Norte y el municipio alcarreño. Es comprensible los inconvenientes que suelen tener estas tareas, sin embargo, el destajo propio de este tipo de obras no debería afectar a las horas principales del día, y menos, como cientos de guadalajareños han experimentado en su propia piel, en la salida del fin de semana. Todos ellos recuerdan con amargura el atasco kilométrico que se organizó este viernes, que incluso llegó hasta más abajo del cruce del Hospital. A estos problemas se une la mala planificación de asuntos como el pintado de marcas viales de obra, que, hace cuatro meses, obstaculizó el tráfico en ambos sentidos porque la concesionaria no informó a Fomento del hecho de que llevaba a cabo esta tarea en plena hora punta, cuando más coches circulan por la autovía. Todos los alcarreños demandaban una A-2 en condiciones más seguras. No cabe duda de la necesidad de las obras. Sin embargo, están causando demasiados estragos para que algunos, vecinos de Torija, se pregunten si no se están matando moscas a cañonazos, máxime cuando tienen en sus puertas un problema: estos trabajos implican el cierre de la vía de servicio, y, por consiguiente, un acceso más complicado a todos aquellos que quieran visitar las localidades del entorno, lo que supone poner palos a las ruedas del desarrollo turístico de la zona.