Los inmigrantes, la crisis y los tópicos

11/05/2011 - 00:00 Redacción

Llegó la crisis y los presagios más pesimistas cayeron como una losa sobre los inmigrantes. Se auguró que perderían sus puestos de trabajo y acabarían regresando a sus países de origen. Se vaticinó que la xenofobia se iba a disparar hasta términos insospechados. Y se dijo también que los extranjeros iban a ser los que peor parados salieran de estas vacas flacas. Sin embargo, y aunque las mala situación económica les ha afectado, tampoco se ha cebado en ellos y muchos de los tópicos se han venido abajo. Es cierto que se ha frenado la llegada de inmigrantes, pero la crisis no ha conseguido su salida en masa de España. También es cierto que la percepción negativa hacia los extranjeros ha empeorado, pero no se han producido brotes de violencia, como muchos advertían. Y, aunque este colectivo ha sufrido muy duramente los efectos de la crisis, los expertos sostienen que no han salido tan mal parados como se pensaba. A pesar de que la recesión no ha creado grandes bolsas de pobreza entre este colectivo, en cierto modo la actual situación económica ha cambiado el perfil de los inmigrantes más necesitados, los que demandan los servicios de Guada Acoge. Aunque siguen atendiendo a los recién llegados, en el último año se ha incrementado el número de inmigrantes que ya llevan tiempo en la provincia y que acuden a la asociación en busca de ayuda, preocupados por el paro, el empleo y la ruptura familiar que puede derivarse de la falta de recursos para mantener a su familia. En este contexto, durante el año pasado Guada Acoge atendió a través de los distintos servicios y proyectos que tiene en marcha a un total de 6.132 personas, de los que 1.911 estaban en situación irregular. No se puede olvidar que, aunque según la quinta edición del Anuario de la Inmigración en España la resistencia del empleo inmigrante ha sido mayor de lo que las astronómicas tasas de paro hacen pensar, lo cierto es que los ingresos de esta masa poblacional se encuentra en muchos casos dentro de las prácticas de la economía sumergida, lo que supone una gran inestabilidad.