Los mineros y el apoyo de Guadalajara

06/07/2012 - 16:20 Redacción

Los mineros han recibido desde la semana pasada todo el calor de Guadalajara. No piensan cejar en sus movilizaciones de protesta contra los recortes del Gobierno que ha reducido las subvenciones al sector, unos 200 millones de euros al año, lo que provocará el cierre de los pozos y el despido de 8.000 trabajadores. Por ello, hace días comenzaban un recorrido a pie que les llevará hasta Madrid. La marcha partía en tres columnas, 80 mineros salían desde Villablino y Bembibre (León), otros 80 desde Mieres (Asturias) y 46 desde la localidad turolense de Andorra. Son precisamente estos los que han atravesado distintos municipios de Guadalajara Molina, Alcolea del Pinar oTorija. Mañana pasarán por Marchamalo y en próximos días lo harán por Azuqueca. No es la primera vez que los mineros se lanzan a la carretera y la protesta. En el recuerdo está la histórica marcha negra de 1992, con Felipe González presidiendo el Gobierno, y protagonizada por 500 mineros de la comarca leonesa de Laciana que trabajaban en la Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP). Protestaban por los planes de reestructuración de esta empresa, la minera privada más importante de España. Después tuvo lugar, la segunda marcha minera que no es considerada como tal en la memoria colectiva de los mineros porque solo fue protagonizada por los trabajadores de las cuencas leonesas y terminó en León capital. Se desarrolló en 2010 y se organizó para protestar por los planes que imponía Bruselas. Aquella huelga fue provincial y no nacional, como la actual. Ahora, siguiendo siempre carreteras nacionales los mineros han enfilado sus pasos en una tercera marcha que prevé acabar en la capital de España en una gran manifestación en defensa del sector de la minería del carbón el miércoles 11 de julio. Es cierto que la organización sindical de la marcha negra cuenta con una buena infraestructura, con furgonetas preparadas para contingencias de asistencia de bebida y comida, y también de atención sanitaria básica. Sin embargo, aunque su organización sea perfecta el apoyo popular que están encontrando en provincias como la nuestra es lo que les está empujando a tener más argumentos para mantener una lucha que en el fondo lo que pretende es que sobreviva el empleo minero.