Los mineros y el calor de Guadalajara

27/06/2012 - 16:06 Redacción

Los mineros no piensan cejar en sus movilizaciones de protesta contra los recortes del Gobierno que ha reducido las subvenciones al sector, unos 200 millones de euros al año, lo que provocará el cierre de los pozos y el despido de 8.000 trabajadores. Por ello, hace unos días comenzaban un recorrido a pie que les llevará desde Asturias hasta Madrid. La marcha partía en tres columnas, 80 mineros salían desde Villablino y Bembibre (León), otros 80 desde Mieres (Asturias) y 46 desde la localidad turolenses de Andorra, son precisamente estos los que durante los próximos días atravesarán distintos municipios de Guadalajara, como Molina de Aragón, Alcolea del Pinar, Taracena y Azuqueca de Henares.
En el recuerdo está la histórica “marcha negra” de 1992, con Felipe González presidiendo el Gobierno, y protagonizada por 500 mineros de la comarca leonesa de Laciana que trabajaban en la Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP). Protestaban por los planes de reestructuración de esta empresa, la minera privada más importante de España. La segunda marcha minera no es considerada como tal en la memoria colectiva de los mineros porque solo fue protagonizada por los trabajadores de las cuencas leonesas y terminó en León capital. Tuvo lugar en 2010 y se organizó para protestar por los planes que imponía Bruselas. Aquella huelga fue provincial y no nacional, como la actual.
Ahora, siguiendo siempre carreteras nacionales los mineros han enfilado sus pasos en una sola columna con la previsión de estar en la capital de España en una gran manifestación en defensa del sector de la minería del carbón el miércoles 11 de julio.
La organización sindical de la Marcha Negra cuenta con una infraestructura muy similar a la primera de las marchas a pie a Madrid, con furgonetas preparadas para contingencias de asistencia de bebida y comida, y también de atención sanitaria básica en caso de que alguien de la marcha se sienta indispuesto, especialmente por el fuerte calor que se espera durante las largas caminatas. Sin embargo, aunque no necesiten del apoyo popular para llevar a cabo su objetivo, el calor que están encontrando a su paso les hace ser un poco más fuertes y tener más argumentos para mantener una lucha que, en momentos de crisis, como el actual, parece perdida.