Los Reyes en la provincia

04/01/2013 - 00:00 Pedro Villaverde Embid


 
 El inicio del nuevo año, el 12 + 1 para muchos- habría que mirar las hemerotecas para saber si en siglos pasados los dígitos de la superstición trajeron desgracias a los antepasados de aquellas sociedades- es sinónimo de ilusión como en una ilustrativa imagen demostraron miles de personas aguantando el chaparrón para recibir el año en la misma Puerta del Sol. Y el mundo de los deseos, de los sueños, de la felicidad, de la magia, alcanza su momento más emotivo y entrañable en la noche más esperada por los niños. Cuando despierten, entre los nervios y la emoción, tres hombres de inmensa bondad y con poderes especiales, como sus superhéroes, habrán convertido en realidad lo que pidieron con la más preciosa de las inocencias en esas cartas que todavía guardan muchos de nuestros padres. Sus sonrisas al abrir el paquete debajo del árbol o al contemplar que los reyes comieron las galletas o probaron el vaso de leche que les habían dejado para que repusieran fuerzas en su larga noche, valen por toda una Navidad.
 
  Es momento de destacar el trabajo de las centenares de personas que organizan la visita de los Reyes Magos a cada una de las localidades de nuestra provincia, en tren, ala delta, camellos o caballos. Nuestro periódico cuenta este viernes su llegada, con pajes, y entre multitud de paquetes y caramelos, hasta el más pequeño rincón de una provincia que mantiene sus tradiciones y en la que Papá Noel o Santa Claus juegan un papel muy residual. No forman parte de nuestra cultura, o poco.
 
  También hay que resaltar la solidaridad de numerosos ciudadanos que han donado juguetes en las campañas promovidas por multitud de organizaciones sociales para que los niños cuyas familias tienen más dificultades puedan, al menos, abrir un regalo en el despertar más ilusionado del año. Cruel es que un niño sufra cualquier privación en la etapa más bonita de cualquier vida. Auténtico crimen contra la humanidad es que millones de ellos mueran de hambre en el mundo ante la pasividad de casi todos nosotros. Allí no hay crisis, la pobreza extrema es el día a día, sin esperanza alguna. A todos se nos olvida que somos unos privilegiados por estar donde estamos. Encima, muchos, ni ayudamos con unos euros al año a paliar esta situación, apadrinando un niño o siendo socios de Unicef, por ejemplo. Feliz día de Reyes. .