Los unos y los otros, moradores y especuladores

16/11/2012 - 00:00 Feliciano Mayorga

 
 
 
   Para unos la vivienda es un frío valor mercantil, un bien inmobiliario que puede cuantificarse en unidades de euro; para otros es una prolongación del cuerpo, un nido, una madre. Para unos la humana necesidad de cobijo, el no poder resistir a la intemperie es una segura oportunidad para lucrarse, la expectativa de un pingüe beneficio; para otros es tan solo una razón para estar juntos, la aspiración de fundar un hogar donde existir sin inclemencias cuando llega la noche.
 
  Para unos toda casa tiene precio; para otros, solo valor. Para unos la vivienda es un agregado de materiales inertes cuya venta genera plusvalías; para otros es una delicada piel que nos envuelve en otoño, cuando la lluvia golpea a través del cristal. Para unos la casa es un inmueble susceptible de ser intercambiado, tasado, vendido, hipotecado; para otros es un jeroglífico de besos firmados, de aromas con patente, de risas con autor. Para unos las casas son de cemento, solo tienen cuerpo; para otros son construcciones de luz y de palabra, disponen de memoria, gozan de intimidad.
 
  Desahuciar a una persona es para unos compensar una deuda, cumplir una amenaza; para otros, desollarla viva, como arrojar el cuerpo de un niño en el áspero invierno, abandonarla a su suerte, violar su humanidad. En homenaje a Amaya, que cuando salió por última vez de su casa encontró que solo había vacío.