Más de un millar de muertos tras los últimos combates en Irak

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: EUROPA PRESS
Como cada día uno desde que comenzase la invasión para deponer a Sadam Hussein, en Irak el comienzo de mes significa jornada de balances. El último no es precisamente alentador y refleja el recrudecimiento en los combates en el sur del país, que sumados a los incidentes por todo Irak se cobraron la vida de un total de 923 civiles y 39 militares.
En vista de la actual situación de violencia en Basora, pese al relativo regreso de la calma, el Gobierno británico ha decidido posponer su decisión de recortar las tropas desplazadas y que preveía reducir en 1.600 efectivos a partir de esta primavera.
Los ministerios iraquíes de Interior, Defensa y Sanidad presentaron ayer el balance de fallecidos en marzo, cuando murieron un total de 923 civiles. Esta cifra, que reduce considerablemente los 1.861 registrados el mismo periodo del año pasado, supone un incremento del 31% respecto a la tasa de febrero y sitúa a marzo como el peor mes en este aspecto desde agosto de 2007, cuando perdieron la vida más de 1.600 personas. Este significativo aumento se debió principalmente a la muerte de centenares de civiles en los combates iniciados la semana pasada en la ciudad de Basora entre el Ejército del Mahdi del clérigo radical Muqtada al Sadr y las fuerzas iraquíes.
Entre las tropas militares extranjeras, se registraron 39 fallecimientos, de los cuales sólo un correspondió a las filas del Ejército británico y el resto se lamentaron en las filas estadounidenses, según datos del portal de internet 'Iraq Coalition Casualty' recogidos por otr/press. Esta web, que lleva un recuento numérico de las bajas desde que comenzase la invasión, eleva a 4.012 las muertes norteamericanas desde entonces.

Aplazan la retirada
El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, calificó la operación militar sin precedentes de "éxito", en un comunicado recogido por Al Jazeera. Como ejemplo de sus palabras, Basora amaneció hoy por segundo día en calma, mientras las tiendas volvían a abrir y las calles comienzan a recobrar progresivamente la presencia de coches y gente. Sin embargo, la realidad más allá de la apariencia le demuestra a Al Maliki que la situación dista mucho de la perfección, ya que los crudos combates recientes han dejado a Basora y Bagdad en una situación humanitaria delicada. El Comité Internacional de la Cruz Roja alertó hoy que los hospitales de ambas ciudades, las dos más importantes de Irak, presentan carencias de material médico y "los accesos al agua continúan siendo una cuestión preocupante en determinadas zonas".

En vista de la situación, los guardianes de la seguridad en Basora hasta diciembre, el Ejército británico, mantendrán su presencia con los efectivos que cuentan en la actualidad hasta nuevo aviso. Así lo decidió hoy el Gobierno de Reino Unido, que decidió posponer su decisión de recortar las tropas debido a los últimos episodios de violencia, lo que supondrá mantener en 4.100 efectivos y descartar la reducción a 2.500 planteada a partir de esta primavera. El propio primer ministro, Gordon Brown, había anunciado a finales del pasado año esta rebaja de la presencia militar, pero desde hace semanas el Gobierno ha evitado concretar cuándo comenzaría el regreso de contingentes presentes en Basora.

Prohíbe los arrestos arbitrarios de chiíes
El primer ministro de Irak, Nuri Al Maliki, prohibió ayer los arrestos arbitrarios de milicianos chiíes. El jefe de esta milicia, Moqtada Sadr, agradeció a sus hombres por haber obedecido su orden de cesar los combates, tras una semana de enfrentamientos. Esas señales de apaciguamiento se dan tras la divulgación de datos que muestran que marzo fue uno de los meses con más víctimas de los últimos tiempos en el conflicto de Irak, con más de mil muertos, casi la mitad de los cuales perecieron durante los combates entre milicianos chiitas y fuerzas regulares.
"El primer ministro ordenó cesar todo tipo de operación y de arrestos arbitrarios", indicó un comunicado de su oficina. Sin embargo, Maliki dio la orden de "actuar enérgicamente contra cualquier grupo armado que aparezca en público". Estas instrucciones contrastan radicalmente con la determinación mostrada hace una semana por Maliki, cuando lanzó una operación contra milicianos en el gran puerto petrolero de Basora, a 550 kilómetros al sur de Bagdad.