Mas, el moisés catalán

24/12/2013 - 23:00 Luis Monje Ciruelo

Sospecho que más de un catalán cree que Arturo Mas, su presidente regional, es el nuevo Moisés que Yahvé envía a la tierra para liberar a su pueblo (el de Mas, no el de Yahvé) de la opresión de los faraones españoles que lo vienen tiranizando desde hace siglos, aunque ellos dirán milenios. Yo pienso que Mas también se lo cree, dado su iluminismo, pues ha dicho que está dispuesto a ir a la cárcel en aras de su pueblo, aunque todavía no ha hablado de dar incluso su vida. Quizá un héroe auténtico no le vendría mal a sus delirios separatistas porque hasta ahora sólo lo tienen de pacotilla. No necesita Mas, mas que (perdón por la cacofonía) la clásica barba blanca de su antecesor bíblico para parecer un auténtico profeta vaticinador del hipotético Estado Independiente de Cataluña (si ERC lo permite, claro). Lo malo es que Moisés Mas no tiene un Mar Rojo para separar sus aguas y escapar de la persecución del Ejército del faraón Rajoy, y no es cosa de intentarlo por el mar Mediterráneo, pues Mallorca cae un poco lejos.
 Y por los Pirineos, ni siquiera el mismísimo hermano de Aarón lo hubiese conseguido, aunque desde sus cumbres el visionario Mas gozaría contemplando el nuevo Estado, ése que, según sus fantasías vivirá mejor que con España, sin paro, sin déficit y hasta probablemente con arroyos de leche y miel y los perros atados con longaniza. Lo malo de estas quimeras del presidente Mas es que parece no saber que otro presidente catalán, Companys, quiso en 1934 hacerlas realidad por su cuenta y riesgo (nunca mejor dicho lo de riesgo), puesto que el Gobierno de la República respondió con cañonazos a los disparos de los independentistas y el presidente fue encarcelado, condenado a 30 años de prisión con inhabilitación absoluta y la Autonomía suspendida.
Todo ello en 24 horas, lo que permitió la Constitución de 1931 lo sigue autorizando la de 1978. Los políticos no se atreven a decirlo tan claramente porque es “políticamente incorrecto”, aunque eso es lo que hay. Estemos expectantes, pues, para ver cómo Mas se estrella, si sigue con su cazurrería de “mantenella y no enmendalla” pues una encuesta de Sigma Dos afirmaba hace unos días que sólo un 35% de catalanes quiere la independencia. Lo que pasa es que hay mucha farfolla, palabrería y funambulismo político que los catalanes, pese a su cacareado “seny”, no acaban de asumir, aunque probablemente una cosa sea el pueblo catalán y otra sus políticos.