Miles de razones para vivir
La insistencia con la que la Iglesia católica defiende la vida humana, desde su concepción hasta su muerte natural, nace de una certeza sobre el valor de lo humano que por desgracia ya no es común en nuestro tiempo. Es un momento en el que domina la oscuridad sobre la naturaleza de la persona y sobre los valores que hacen posible la plenitud de la vida. Por eso la Iglesia se ha entregado a ofrecer miles de razones para vivir; razones que se encuentran en la recta conciencia y en la acogida de la revelación de Dios, que es amor. Lástima que nuestro Gobierno no haya entendido estas razones y esté a punto de proponer una ley de eutanasia, ley que contra viento y marea y sin legitimidad, las ha perdido en las últimas elecciones, está dispuesto a llevar adelante.
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