Moscas a cañonazos
Las exigencias de la Federación para que un equipo de Segunda RFEF pueda jugar la Copa del Rey son excesivas para los escasos fondos económicos del club.
Quizás no sea el momento, con el trágico incidente de Marchamalo, para recordar la ilusión y el empeño que la afición local y el Club Deportivo están poniendo para que su enfrentamiento con el Real Valladolid salga a pedir de boca. Sí que lo es, sin duda, para mostrar las condolencias a los familiares de los fallecidos; nuestro apoyo, de la misma forma que nuestro ánimo, a los miembros del club gallardo que se encuentran consternados, muy afectados. Sin embargo, ya que la solución planteada por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha sido adelantarlo a las 16.00 horas del martes, ya que no disponen de los focos pertinentes debido al triste incidente sucedido, sería conveniente, con el permiso del lector, traer hasta esta página una serie de reflexiones. Para comenzar: Quizás fuera una solución que ayudaría a los clubes modestos a ahorrar inversiones de ingentes cantidades de dinero, tiempo y esfuerzo, para iluminar sus campos de fútbol con vistas un solo partido. Las exigencias de la Federación para que un equipo de Segunda RFEF pueda jugar la Copa del Rey son excesivas para los escasos fondos económicos del club, con los que hay que pagar a su entrenador, así como los correspondientes fichajes, en detrimento de las percepciones pecuniarias de los miembros de la directiva. Todo en favor de mantener la plantilla idónea para que los logros que se han planteado sean una realidad, como está siendo. Y se plantea otra cuestión. ¿No sería mejor aún que las exigencias de mejora de las instalaciones fueran obligatorias de antemano para acceder a la categoría, recibiendo una subvención directa de la RFEF para su ejecución? Es decir, que el club pueda llevar a cabo una mejora de gradas, iluminación, controles de acceso, zonas de atención de urgencia, etc. acorde con la categoría en la que está y que sirva para todos los encuentros, incluidos los de la Copa del Rey. En la actualidad las cargas económicas para la adecuación no serían asumibles de no ser por el trabajo altruista de muchos. La solución de adelantar el encuentro quizás sea la única posible, no lo sabemos, pero sí que se tiene una sensación: “Se están matando moscas a cañonazos”.