No al burka, sí a la dignidad de la mujer

22/07/2011 - 17:05 Rigoberto Contreras

El comisario europeo de Derechos Humanos ha criticado a los países que prohiben el burka porque considera que fomentan su exclusión social. Yo, en cambio, estoy de acuerdo en que se prohiba, porque entiendo que las personas que se trasladan a vivir a otros territorios deben aceptar las normas de convivencia. Y es que los europeos nos gusta, por ejemplo mirarnos ala cara cuando hablamos. El sentirse escuchado es una señal de respeto hacia el otro, entendemos. No nos gusta hablar con mujeres que están sufriendo día a día una alienación mental y humana que deriva en un encarcelamiento físico, exterior, y moral, en su interior. Somos así. No nos gusta tratar a las mujeres –sobra decirlo- en condiciones de inferioridad. No admitimos que, como ocurre en Afganistán, no puedan disfrutar de una actividad social, cultural y humana. No admitimos que tengan que ir a la compra tapadas, que se deban dedicar a la casa y a su familia y no tengan ningún proyecto de vida adicional. Es más, nos gustaría que fueran como nosotros y que disfrutaran de los valores positivos que se han alcanzado en la civilización occidental, basados en el respeto y en la convivencia. Por eso rechazamos el burka, por eso no lo permitimos, porque lo consideramos vejatorio.  Y pedimos a los países que lo permiten que den marcha atrás en su intención y que recapaciten seriamente.