"No" es "sí"

10/03/2016 - 23:00 Javier del Castillo

Hace dos meses, más o menos, el “no es no” era tan rotundo como vergonzoso e implacable por parte de Pedro Sánchez. Nada que hablar con Rajoy y nada que pactar con el PP. Pero el tiempo y las circunstancias, ya se sabe, a veces logran cambiar los designios de los líderes políticos, especialmente de los candidatos cuya única opción es gobernar o irse a su casa. Y esto vale igual para Sánchez que para Rajoy.
El escenario de esta semana – la pasada me tomé un respiro, para hablar de García y no aburrirles con este mantra – es todavía más complicado que el de la anterior, pero menos de lo que puede ser la siguiente. El puzzle político en el que estamos conserva las mismas piezas, pero cada una va por su lado. A Sánchez, si no recuerdo mal, le han dicho ya dos veces “no” en el Congreso – “y no es no” -, pero él sigue paseando el famoso documento perdedor de doscientas páginas firmado con Ciudadanos por las plazas y pueblos de España, como si hubiera descubierto de pronto el gran pacto de la democracia. Mientras tanto, su socio y compañero, Albert Rivera – “marca blanca del Partido Popular” hasta poco antes de firmar el famoso documento por el cambio –,prueba hacer bueno el dicho de “a río revuelto, ganancia de pescadores”, colocándose en el centro, como Suárez, por si suena la flauta.
Y, ¿quién le dice a Rivera que no puede ser presidente, con los apoyos de los dos polos opuestos, en el caso de que Sánchez entre en razones y Rajoy se canse de seguir esperando?
De momento, ese rotundo “no es no” parece que se ha diluido en un “no, según cómo y cuándo”. A estas alturas de la película, lo único que los ciudadanos llegamos a tener medianamente claro – además de comprobar la incapacidad de ceder en beneficio de los intereses generales del Estado – es que Sánchez puede tirarle ya los tejos a todo el que se le pongan por delante, salvo a los independentistas catalanes.
A Pablo Iglesias le encantaría – créanme – repetir la escena del morreo a Xavier Domènech con el candidato socialista, pero para eso tiene que comprometerse Sánchez a compartir piso, o mejor dicho palacio.
Y sentarse en la misma mesa con alguien que te ha ridiculizado en público y que ha demostrado sobradamente cómo se las gasta, debe de producir urticaria.
Continuará