No relegar la educación a la esfera privada

15/02/2012 - 00:00 Jesús Menéndez


 Tras el congreso del PSOE, el nuevo secretario general amenazó con presentar una nueva ley de libertad religiosa y con romper el Concordato con la Santa Sede. Pensé, cambiamos de dirección pero no de laicismo. Por otra parte el Papa expresó su deseo de que el Estado reconozca que “una sana laicidad no debe considerar la religión como un simple sentimiento individual relegado a la esfera privada, sino como una realidad que, al estar organizada en estructuras visibles, necesita que la comunidad pública reconozca su presencia”.


  “Por lo tanto compete al Estado garantizar la posibilidad de libre ejercicio del culto de cada confesión religiosa, así como sus actividades culturales, educativas y caritativas, cuando no sean contrarias a la moral y al orden público”. Ahora bien, la contribución de la Iglesia no se limita a iniciativas concretas de asistencia, humanitarias o educativas, sino que apunta, sobre todo, al crecimiento ético de la sociedad, impulsado por las múltiples manifestaciones de la apertura a la trascendencia y por medio de la formación de las conciencias para cumplir con los deberes de la solidaridad.


  Cabe destacar el prestigio de la educación católica y que el papel de la educación no puede reducirse a una mera transmisión de conocimientos y habilidades orientadas a la formación profesional, sino que debe abarcar todos los aspectos de la persona, desde la faceta social al anhelo de trascendencia. “Por esta razón, es necesario reafirmar que la educación de una confesión religiosa en las escuelas públicas (…), ice también el Papa, lejos de significar que el Estado asume o impone una creencia religiosa particular, indica el reconocimiento de la religión como un valor necesario para la formación de la persona (…) y, además de no perjudicar a la laicidad del Estado, garantiza el derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos, contribuyendo así a promover el bien común”.