No se hace nada

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Cartas al director
Cartas al director Madrid
Una de las indecencias más absolutas que padece la sociedad española, es el despropósito con el que actúa la judicatura en connivencia con la seguridad pública. A casi nadie se le escapa que el ciudadano de a pie se siente desvalido ante innumerables injusticias de diversa índole, y que no hacen otra cosa que enrevesar aún más el laberinto de aquéllos que en esencia, están para protegernos.
El último caso, no es otro que el del agresor del empresario José Luis Moreno, fugado aún no se sabe bien porqué. Resulta patético ver cómo Policía, Guardia Civil y Jueces, se echan la culpa entre sí tal y como hacen los niños cuando se enfadan, por lo que no descarto la posibilidad de oirles decir de un momento a otro que ‘ya no se ajuntan’. No es ningún secreto que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado hacen la guerra cada uno por su cuenta, y que la relación entre sí deja mucho que desear. Si además engrosamos la fiesta con la presencia de las policías autonómicas, la situación toma un cariz siniestro, con un cruce de competencias que desemboca en una lavada general de manos, plamada de manera tácita en la incomunicación más absoluta entre Cuerpos. El resultado final es palpable, y a las pruebas me remito. ¿Hasta cuándo hemos de soportar tal dejadez? A día de hoy, la sociedad se pregunta por qué un asesino está en la calle. De igual forma se cuestiona por qué un pederasta disfruta de libertad cuando aún debe estar entre rajas. Nos asombramos al ver cómo un menor disfruta de condiciones especiales ante el mismo delito por el que un adulto se pudre en la cárcel. Me asusto al comprobar que delinquir prescribe, y aquí no se hace nada. Y yo me pregunto, ¿seremos usted y yo las siguientes víctimas de tanta negligencia?