No son tiempos de 'vinos y rosas'

09/02/2012 - 00:00 Redacción


 La sala de reuniones de la subdelegación del gobierno se quedaba ayer pequeña para acoger a un número elevado de personalidades que querían acompañar a Juan Pablo Sánchez Sánchez-Seco en su acto de toma de posesión como nuevo subdelegado. Las responsabilidades públicas no son nuevas para el sucesor de Araceli Muñoz. Nacido en 1957 ocupaba, hasta su designación, el cargo de vicepresidente primero, diputado provincial de Economía y Hacienda y portavoz del Grupo Popular en la Diputación, una casa que conocía pues no era la primera legislatura que pasaba entre los muros del palacio de la Plaza Moreno. Licenciado en Ciencias Económicas y empresariales por la Universidad de Alcalá, y funcionario de carrera como economista ha sido presidente de la Caja de Guadalajara pero también alcalde de su pueblo, Pastrana y senador. Un amplio currículum que hace pensar que su preparación es amplia para capitanear un entendimiento entre administraciones, que no nos engañemos en nuestra provincia será más fácil al ser, las instituciones de mayor entidad, del mismo signo político. Sin embargo, el panorama económico actual no se lo va a poner fácil al nuevo subdelegado. Aunque en muchas ocasiones esta figura se asocia con los asuntos relacionados con la Seguridad, lo cierto es que según la organización administrativa española, el subdelegado es el representante del Gobierno central en cada provincia. A esta figura que vino a sustituir, en 1997, a los antiguos gobernadores civiles le corresponden funciones de dirección de los servicios integrados de la Administración central en la provincia, así como de inspección y supervisión de los no integrados y la colaboración tanto con las corporaciones locales como con los órganos de la comunidad autónoma. Esto significa que será él, entre otros muchos papeles, el encargado de dar la cara en Guadalajara ante los ciudadanos por las repercusiones que se deriven de las reformas del Ejecutivo de Rajoy. No serán tiempos de vino y rosas pero eso Juan Pablo ya lo tiene asumido. Buena muestra de ello es su compromiso explícito para luchar contra el “drama del desempleo”. Pues, suerte, y manos a la obra.