Oportunas nevadas
No se trataba de la gran nevada de enero de 2009, pero los tejados y las calles dejaban ayer constancia de que el paisaje blanco volvía a nuestra retina. También los recuerdos de aquella jornada en la que la movilidad por la capital y por muchas vías de la provincia se convertía en un auténtico infierno. Aprendida la lección, el Ayuntamiento capitalino, la Diputación, la Junta de Comunidades y la Subdelegación del Gobierno ponían ayer en marcha toda la maquinaria del dispositivo de invierno al ver caer, de madrugada, los primeros copos. Desde el Consistorio se adoptaron las correspondientes medidas, consistentes en el esparcimiento de sal y urea en la red básica viaria de la ciudad y en los accesos al Hospital, estación de Renfe, centros sanitarios y centros escolares. Se establecieron prioridades para garantizar la movilidad hacia los centros sanitarios y en las calles para tratar de garantizar el acceso del transporte público de viajeros. A media mañana, y contando con la benevolencia de las condiciones climatológicas, la situación se normalizaba. No ocurría lo mismo en algunas carreteras de la Sierra Norte, donde circular era complicado a pesar de los trabajos de las brigadas. Allí las previsiones eran peores y la nevada más intenta. A pesar de ello, el trabajo de las 15 máquinas quitanieves hizo su efecto y a primera hora de la tarde estaban casi el 100% de los problemas resueltos. De la nevada de ayer se extraen dos conclusiones: la primera que la preparación de los dispositivos y las previsiones meteorológicas se convirtieron en claves fundamentales a la hora de atajar el caos que provoca la nieve; y la segunda que la prudencia y la precaución de los ciudadanos, que optaron por los transportes públicos y no colapsaron ni calles ni carreteras, ponen de manifiesto que, las típicas y oportunas nevadas de invierno no tienen porqué implicar el caos.