Pasos y pasos

24/03/2016 - 23:00 Javier del Castillo

El partido del amor, como lo ha definido su líder Pablo Iglesias, está atravesando su primera gran crisis. Sus dirigentes se quieren, se dan besitos, pero la convivencia ha sufrido un serio deterioro en cuanto han pisado la moqueta del Salón de los Pasos Perdidos, en el Congreso de los Diputados. La luna de miel ha durado menos que las últimas reuniones de Sánchez y Rajoy. ¡Quién iba a imaginar que la ruptura de Iglesias y Errejón se produciría en pleno viaje de novios! ¡Cómo se ha podido resquebrajar tan pronto un proyecto apasionante, que incluía el asalto a los cielos y la aniquilación del actual sistema corrupto que nos gobierna! El problema, desde mi punto de vista, nada tiene que ver con la incompatibilidad de caracteres de la pareja, sino con la dificultad de asumir una responsabilidad que no aparecía en los cursillos prematrimoniales. No es lo mismo hacer política en las tertulias y reuniones asamblearias que dentro de las propias estructuras del Estado. Recuperada la democracia–algunos han olvidado que hasta mediados de los años setenta en España no existía democracia-, era frecuente escuchar en ambientes culturales lo siguiente: “fulanito escribía mejor contra Franco”. Esta apreciación, siempre discutible, se argumentaba en la dificultad de adaptación de algunos al nuevo marco social y político, donde ya no existían censuras ni absurdas prohibiciones. Pues bien, a Podemos le debe estar pasando algo parecido. Se está viendo que los cuestionamientos de ciertos liderazgos – el de Pedro Sánchez, sin ir más lejos – no son exclusivos de los viejos partidos, incapaces de renovarse o de encontrar a líderes con carisma, capaces de enardecer a las masas. Las crisis son consustanciales a la dinámica de las propias organizaciones políticas, a las luchas de poder, especialmente cuando sus dirigentes comienzan a verlo cerca. Es probable que en Podemos se quieran, se adoren y se coman a besos, como pregona Pablo Iglesias, pero lo que vemos de puertas a fuera no es precisamente un escenario de arrumacos. Tampoco lo es el de Pedro Sánchez- pese a tirarle los tejos a todo el que se le cruza en su camino, siempre que no sea del PP-, ni el de Rajoy, que este año tampoco ha ido alas Fallas. En todos los partidos cuecen habas...