Pequeño empuje a las economías locales

24/07/2011 - 00:00 Redacción


La fiesta de la Historia de Torija se ha convertido en una referencia en el calendario festivo de Guadalajara y, lo que es más importante, en un foco de atención turística que implica la dinamización económica de la localidad y de los pueblos del entorno. El municipio alcarreño se engalanó ayer con trajes y vestidos medievales. Para incrementar aún más el esplendor que le aporta el castillo, se habilitaron 70 puestos donde se han puesto a la venta diferentes productos artesanos. Ebanistas, alfareros y plateros, han puesto a la venta sus piezas y mostrado cómo desarrollan sus oficios. Además se llevaron a cabo talleres de vidrio soplado, mimbre, alfarería y de elaboración de caramelos y quesos. Esta actividad, que aparentemente es festiva, tiene un fuerte componente económico que se plasma sobre asociaciones, como Medina Almeida, fundada hace un año por la organizadora del mercado, Marisa Villar, una persona implicada y preocupada por este oficio. Ella, como artesana, es la primera en querer que estas prácticas no caigan en el olvido y sigan valorándose como un elemento esencial de la cultura provincial y nacional. Sus socios suman ya un total de 27, que aúnan fuerzas para sobrevivir a los duros tiempos que vive la artesanía y que encuentran en eventos donde hay mercados medievales como éste, un buen momento para rentabilizar sus productos y poder obtener algunos ingresos que mantengan a flote sus oficios, hoy en día en peligro de extinción. Pese a la crisis, sobreviven yendo de pueblo en pueblo, como antiguamente y, aunque no pueden presumir de unos beneficios boyantes, debido a que la gente, a día de hoy, no está mucho por la labor de rascarse el bolsillo, sí que obtienen ingresos suficientes para autoemplearse. Iniciativas como ésta implican además la potenciación de los pequeños comercios, bares y restaurantes, algo vital para que los pueblos tengan perspectivas de futuro.