Pioz, has superado el reto

19/02/2013 - 00:00 Aurelio García

  
  
    Sí, Pioz, en estos últimos años has tenido momentos de tensión, rivalidades, enfrentamientos dialécticos, y estas luchas en ocasiones te han llevado al odio, al rencor, incluso al insulto, pero ha vencido la dignidad, la bondad, el acogimiento que llevas dentro. Siempre fuiste un buen padre para el que circunstancialmente habitaba bajo tu manto de armiño. No conozco a nadie a quien trataras mal. Sin embargo, en esos tiempos de perturbaciones, acaso por el rápido ascenso de la densidad de población, la política o los partidos, se ha hablado mucho de ti en todos los medios. Que debías, que debías, que debías; pero ninguno te ha dicho lo que tenías. Pues yo digo que tienes un gran patrimonio del cual nos hemos beneficiado todos, hijos del pueblo y moradores, no digo forasteros porque esa palabra, quiere también decir, extraños, ajenos, y aquí ninguna persona se siente así. Bueno, a lo que iba, Pioz, siempre has sido un gran pueblo, antes y después del globo.
 
  Yo te tengo mucho cariño por varias razones, todas ellas naderías que a mí y a mi familia nos sentó bien, nos dio salud, física y psíquica, en fin, fueron unos años felices que nunca olvidaré. Aprendí a perder al mus, hacer vino regular y a querer a gentes que no había visto nunca, a los que no me unían ningún lazo familiar. Y ese amor sigue anidando en mi corazón porque sigo viendo en tus oriundas personas, amigos con talante humanitario y servicial. Buena cosa fue cambiar las fiestas, pero muchos nos acordaremos siempre del frío con alguna nevada en Febrero, bailando en el Teleclub como sardinas en lata, la plaza de toros hecha con carros en la salida del pueblo, camino del Pozo, y la célebre ronda de las mujeres. ¡Qué fiestas, qué unión!
 
  También recuerdo con cariño a personas que se fueron demasiado pronto, y a otras que es normal que no estén, pero que en su día, escuchándoles, aprendí de ellos franqueza y lealtad. Pioz, amigo, te deseo lo mejor, y sigue siendo como siempre, enseñando a los más jóvenes todas esas virtudes intrínsecas que hay en tu escudo, muchos de ellos ya han tomado el relevo y lo hacen estupendamente. Y como despedida y pensando en unas cuantas chicas caminantes os digo: Y vosotros pioceros, a lo que estáis. .