Postura poco creíble
01/10/2010 - 09:45
Jd Mez - Olot
Tengo la sensación que ZP es el prototipo del político que vive pendiente de la imagen y practica sin pudor el oportunismo, cambiando de postura sin molestarse en dar explicaciones.
En un ámbito financiero y empresarial, el presidente del Gobierno lanzó un mensaje aparentemente liberal al asegurar que el Estado debe intervenir lo justo y que el proteccionismo supone un retroceso para el desarrollo.
El nuevo paladín del neoliberalismo es el mismo gobernante que impulsó a lo largo de la legislatura anterior operaciones poco afortunadas en relación con Endesa o el BBVA, y es también el mismo que parece dispuesto a generar una clase empresarial zapaterista que sustituya a los residuos del felipismo, en los que no siempre confía.
No se entiende este vaivén zapateril a no ser que alguien en Ferraz y en La Moncloa ha visto la oportunidad para hacerse un hueco. Según un precipitado análisis, el mundo podría cambiar sustancialmente en la etapa de Barack Obama. Con este fin, Zapatero tiene que despojarse de la imagen de socialista radical y trasnochado para modernizar su apuesta por un imaginario socialismo liberal que pueda confluir con los nuevos rumbos que imaginan en la Casa Blanca. Aclamado por los suyos en el reciente Comité Federal, el presidente del Gobierno parece encontrarse ahora menos a disgusto en la alta política internacional, aunque los estrategas de esta operación de imagen deberían ser conscientes del largo trecho que media entre sus deseos y la realidad.
Una cosa es que España siga siendo un país atractivo para la inversión extranjera, como piensa el presidente, y otra muy diferente poner en manos de una compañía como Lukoil una fuente determinante para el buen funcionamiento de nuestra economía. La figura de Rodríguez Zapatero como cabeza de una cruzada neoliberal después de sus críticas sectarias a la administración Bush resulta poco creíble, por mucho que ahora le convenga realizar este movimiento táctico.
JD Mez Madrid
Tel: 972 20 34 98
DNI: 71246596
Olot
El nuevo paladín del neoliberalismo es el mismo gobernante que impulsó a lo largo de la legislatura anterior operaciones poco afortunadas en relación con Endesa o el BBVA, y es también el mismo que parece dispuesto a generar una clase empresarial zapaterista que sustituya a los residuos del felipismo, en los que no siempre confía.
No se entiende este vaivén zapateril a no ser que alguien en Ferraz y en La Moncloa ha visto la oportunidad para hacerse un hueco. Según un precipitado análisis, el mundo podría cambiar sustancialmente en la etapa de Barack Obama. Con este fin, Zapatero tiene que despojarse de la imagen de socialista radical y trasnochado para modernizar su apuesta por un imaginario socialismo liberal que pueda confluir con los nuevos rumbos que imaginan en la Casa Blanca. Aclamado por los suyos en el reciente Comité Federal, el presidente del Gobierno parece encontrarse ahora menos a disgusto en la alta política internacional, aunque los estrategas de esta operación de imagen deberían ser conscientes del largo trecho que media entre sus deseos y la realidad.
Una cosa es que España siga siendo un país atractivo para la inversión extranjera, como piensa el presidente, y otra muy diferente poner en manos de una compañía como Lukoil una fuente determinante para el buen funcionamiento de nuestra economía. La figura de Rodríguez Zapatero como cabeza de una cruzada neoliberal después de sus críticas sectarias a la administración Bush resulta poco creíble, por mucho que ahora le convenga realizar este movimiento táctico.
JD Mez Madrid
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Olot