Presiones intolerables en El Casar

02/12/2011 - 00:00 María Belén Monasterio


 Me dirijo a Vd. para denunciar públicamente las intolerables presiones que vengo sufriendo en los últimos meses. El último episodio se produjo la pasada semana, cuando me encontré cambiada sin previo aviso la cerradura del bar situado en la Plaza Mayor, que gestiono desde hace un año por concesión del Ayuntamiento de El Casar. Naturalmente, ya he puesto en manos del juez este verdadero atropello; pero creo que también es importante que la opinión pública sepa que en El Casar hay personas que actúan con unos modos totalmente impropios en una democracia. Todo comenzó cuando el alcalde, Pablo Sanz, y el Equipo de Gobierno del PP llegaron al poder en el Ayuntamiento de El Casar.

  Desde entonces, el acoso ha sido constante para obligarme a abandonar mi medio de vida y el de mis tres hijos, que amenaza ahora con convertirse en nuestra ruina. Han actuado así aun a costa de hundir una actividad que es también una fuente de ingresos para el Ayuntamiento. Es decir, que han puesto su interés personal por encima de los intereses de todos los ciudadanos.Durante este tiempo, he tenido que escuchar constantes amenazas y difamaciones del alcalde y de algunos concejales, al tiempo que han hecho todo lo posible y lo imposible para impedir que buscara nuevos recursos económicos con los que mantener a flote la actividad.

  Por fin han conseguido colocarnos en una situación desesperada, que nos impide hacer frente al canon de la adjudicación. Pero ni siquiera ahora se dan por satisfechos y se niegan a admitir cualquier opción que no sea la entrega de las llaves, a pesar de que hemos invertido más de 80.000 euros de nuestro propio bolsillo para conseguir que el local cumpliera la normativa sanitaria.

  Un dinero que pretenden secuestrar a cuenta de una cantidad pendiente de pago que apenas llega a la quinta parte.El plan es perfecto. Arrebatarnos el negocio una vez saneado para servirlo en bandeja a otros, seguramente más amigos, que podrán aprovecharse de nuestro esfuerzo. El precio: los ahorros de una familia. Pero, ¿qué les importa eso, si no es la suya? .