Primero de Mayo, aires de fiesta

03/05/2012 - 18:27 Redacción

El primer día del mes de Mayo se celebra el Día Internacional de los Trabajadores y de las Trabajadoras. Se sale a la calle, se va uno de “mani”, se gritan cuatro consignas dictadas y te vas de cañas. ¡Qué celebración! No hay cumpleaños mejor que éste. Vaya verbena oiga. Eso sí, la mayoría no sabe ni qué se celebra, festeja o conmemora esta jornada tan especial. En primer lugar, cuando llegas a dicha manifestación puedes ver a los sindicatos mayoritarios, con sus líderes sindicales a la cabeza y detrás de gigantescas pancartas. Colores vivos, ruidoso gentío y aires de fiesta; los chicos y chicas radiantes de felicidad. Unos mensajes reclamados desde hace muchos años, plasmados en todo los panfletos y que no terminan de conseguirse pero ¿qué más da? Es mejor pedirles con tiento que, como nos de por exigirlos como un derecho, la mano que nos da de comer podría llegar a cabrearse. Ese uno por ciento, ese capital acumulado por una minoría, esas personas que trabajan menos y cobran más porque otros trabajamos mas y cobramos menos, siempre y cuando aquello que hacen los primeros pueda denominarse trabajo; esa minoría que nos hace trabajar, sin otra alternativa, a la mayoría porque si no no podríamos subsistir.
  En dicha manifestación también deberían estar representados los autónomos quienes, aunque dueños de capital, deben levantarse todos los dias a sudar por dinero, ya que no tienen a nadie que trabaje para ellos y ellas. Bien, por ahora tenemos a los llamados trabajadores y trabajadoras y a los denominados autónomos, que, al fin y al cabo, son también de nuestra clase, la clase trabajadora.
  En la teoría estamos todos. ¿Todos? No. También están esas personas que no vienen a la manifestación, ya que piensan que no va con ellas. Esas personas que, siendo de la clase trabajadora, se quedan en sus casas. A riesgo de generalizar, desde los sindicatos mayoritarios se recrimina que no vengan al uno de Mayo, cuando el resto del año esos mismos sindicatos han intentado “negociar” con los dueños económicos de sus defendidos. No se plantean el que unos viven a costa de otros ni se les pasa por la cabeza el dar una voz más alta que otra; el pastel está repartido. Mal repartido, pero parece ser que las migajas tienen nombre de pobre y las guindas es lo que toca por selección natural a los ricos, a esos que no les hace falta vender su fuerza de trabajo sino que pueden acumular más y más a costa del trabajo de otros.
  Y a tí, trabajador y trabajadora, te digo que es el día de exigir y luchar por los derechos que te arrebatan aquellos que viven a costa de tí. Y a tí, autónomo, te digo que es el día en el que se reconoce que no explotas trabajadores ni te aproveches del hecho de que algunos solo tenemos la fuerza de trabajo para sobrevivir. Y a tí, por último, empresario y empresaria, te digo que tu único riesgo posible, al ser de la patronal y poder perder tus medios, es que puedas ser como el resto de la gente: clase trabajadora.  
Exigid, pelead, luchad. Más pronto que tarde ganaremos. Lo conseguiremos, no caera del cielo, lo haremos por nosotros mismos. Depende de tí.