Prohibición del alcalde de Tendilla a que hable en los plenos

02/03/2012 - 00:00 FAPE


 Prohibición es una palabra que tanto si la escuchas como si la lees siempre te trae al recuerdo épocas pasadas en las que la censura y abuso de poder estaba a la orden del día por parte de quien gobernaba. Épocas en las que quién ostentaba el poder tenía plena capacidad para hacer lo que quería de la forma que quería sin tener que rendir cuentas a nadie por ello, y, por supuesto, si alguien lo denunciaba o se revelaba era castigado severamente por su insumisión y desacato. Consecuencia, había que “agachar las orejas” y no sublevarte para poder seguir subsistiendo. Afortunadamente hoy en día existe la libertad de expresión, al menos en nuestro país. Pero a algunos políticos de corporaciones municipales parece ser que estos nuevos conceptos no les agrada mucho, o si no es así lo disimulan muy bien.

  En el último pleno ordinario celebrado en Tendilla, presidido por el alcalde Jesús María Muñoz Sánchez, tuve el “privilegio” de observar desde mi posición de concejal en la oposición unos hechos sin precedentes, a la vez que lamentables. Los temas a tratar ya de por sí eran cuanto menos controvertidos y lo que queríamos mi compañera Lucía y yo era al menos escuchar por parte del alcalde y de los concejales una explicación a lo que en el pleno anterior se había aprobado, que no era otra cosa que la aprobación puntual segunda de las normas subsidiarias municipales. Para que todos los lectores lo entiendan, era una aprobación urbanística que concede al sector donde el alcalde tiene ubicada su fábrica de torreznos un aumento de su superficie en torno a unos dos mil metros cuadrados. Resulta que su fábrica tiene más altura y más plantas que las permitidas, solución: aumentar la altura de edificación permitida hasta llegar a la existente en la fábrica. Resulta que su fábrica tiene más edificabilidad y ocupación de la permitida, solución: aumentar el porcentaje de edificabilidad y ocupación.

  Pero no sólo esto es suficiente para contentar al Sr. Alcalde sino que, además de los dos mil metros cuadrados que ya he comentado que gana su sector, la procedencia de éstos es a costa del resto de propietarios. En torno a unos mil metros resultan de incluir la carretera en su sector. Los otros dos sectores objeto de la modificación también tienen que incluirla sin al menos informarles de tal hecho, ni de pedir su opinión. Unos 150 metros cuadrados directamente los arrebata de otro sector para pasarlo al suyo y destinarlo a viario público (que precisamente es mi madre la propietaria de ese sector) y el resto recalifica zona rústica para hacerla urbanizable en su sector. Por no hablar de que al desarrollar los sectores hay que dotar de zona verde y zona dotacional .

  En su sector las ubica en donde menos estorba (lo más alejado de la carretera) incluso en fincas que ni siquiera son suyas. Por el contrario, uno de los otros dos sectores las ubican donde más estorban imposibilitando el acceso a una nave agrícola y en otro en mitad de la finca. Nada más lejos de la realidad, el expediente de modificación dice textualmente: “La existencia de edificaciones e instalaciones en los sectores afectados, precisa de las condiciones urbanísticas adecuadas para que estas edificaciones puedan legalizarse desarrollando los oportunos PERIs de los distintos sectores.

  En este sentido la delimitación de los sectores debe adecuarse a la realidad edificada.” La propuesta de este expediente debería ser por iniciativa privada ya que intenta solucionar un problema personal, y su coste debería ser pagado por el interesado en la modificación (el alcalde) y no a cuenta de las arcas municipales. Yo simplemente quería que explicasen el fin y los motivos de esa aprobación (mi compañera Lucía voto en contra; yo me tuve que abstener por ser familiar de parte implicada) y dar mi opinión pormenorizada al respecto.

  Pero en el último punto del pleno (ruegos y preguntas) cuando quise hablar fui interrumpido reiteradamente de una manera autoritaria por parte del alcalde amenazándome de que o me callaba o levantaba la sesión. Y efectivamente levantó la sesión dándola por concluida, prohibiéndome y vetando mi derecho como concejal de voz y voto en los plenos y echando en balde todo el trabajo que tenía preparado para exponerlo en dicho pleno.

  No sólo faltó a mi persona como concejal al prohibirme el derecho de libertad de expresión en los plenos, sino que faltó a todos los vecinos de Tendilla prohibiéndoles el derecho a información. Prohibición, esa es la palabra que junto con la de censura mejor define a la espiral en la que ha entrado el equipo de gobierno de Tendilla. Desde nuestro cargo mi compañera Lucía y yo seguiremos luchando para que todos los ciudadanos de Tendilla tengamos los mismos derechos. .