Proteger el patrimonio eclesiástico
Esta semana los vecinos de Carrascosa de Tajo se convertían en tristes protagonistas de la actualidad. El robo de la vieja campana de la iglesia llenaba de tristeza e incertidumbre a los pocos vecinos que habitan esta pedanía en invierno. Aunque en este caso el robo tenía más valor por el aspecto sentimental que por el económico, lo cierto es que este hecho volvía a poner de manifiesto lo lamentable que es el expolio de nuestro patrimonio, que en muchos municipios se reduce, casi exclusivamente al eclesiástico. De ahí que la propia Diócesis haya hecho público un documento en el que insta a todos los religiosos y fieles a proteger estos bienes artísticos que en muchas ocasiones acaban en manos de las mafias del mercado negro del arte. Sería imposible recopilar todo el patrimonio destruido o en vías de desaparición por los distintos despropósitos que se han dado en la provincia. El ejemplo más flagrante, quizá esté representado por el monasterio cisterciense de Santa María de Óvila, vendido en 1929 por Fernando Belosos Ruiz al magnate de la prensa amarilla americana William Randolph Hearst a través de su agente en España, Arthur Byne por 85.000 dólares y que se llevó piedra a piedra. Pero no es el único. Algunas de las reliquias de nuestro pasado que se perdieron volvieron a salir a la luz, aunque en muchas ocasiones, al otro lado del charco. Por ejemplo, un fragmento del sepulcro de Brianda de Mendoza o un cáliz de Jadraque, que Felipe Urraca donó a su familia natal y que, tras desaparecer, hoy se encuentra en el Metropolitan de Nueva York. Otras piezas desaparecieron para siempre víctimas de los amantes de lo ajeno. Sólo en la última década las iglesias de Valsalobre, Selas, Labros, Hinojosa y Mazarete o las ermitas de Checa, Tortuera, Torrecuadrada de Molina y Establés, entre otras, han sufrido robos de obras únicas, que en algunos casos no se han podido recuperar. De ahí, la necesidad de adoptar medidas que eviten la desaparición de estos elementos que son parte de nuestra historia y que nunca debería abandonar sus lugares originales.