¿Qué ha hecho Sonia Reyes a Antonio Román?
Ya hay más de 2.200 personas que se hacen esta pregunta en la red social facebook, porque no entienden el empeño del alcalde en quitar el nombre de Sonia Reyes a la piscina municipal que se ha llamado así desde su inauguración. Es como si Antonio Román quisiera borrar el reconocimiento de la ciudad a una deportista que ha llevado por todo el planeta el nombre de Guadalajara, asociado a los más altos logros mundiales que pueden alcanzarse en su especialidad deportiva. Todo lo que Antonio Román y sus concejales han dicho al respecto ha puesto al descubierto una actitud que se mueve entre la mentira, la prepotencia y el sectarismo.
Empezó el propio Román, cuando quiso justificarse diciendo que no le gustaba que el deporte se mezclase con la política. Una frase para pasar a los anales de la hipocresía. Porque, cuando la piscina fue inaugurada en 2004 con el nombre de Sonia Reyes, lo único que significaba esa denominación era el reconocimiento de la ciudad de Guadalajara a su deportista más laureada. No había ninguna connotación política.
De hecho, durante los primeros cuatro años de gobierno municipal de Román y el PP, nadie planteó la retirada del nombre de Sonia Reyes a esta instalación. Fue después de las elecciones autonómicas de 2011, a las que Sonia Reyes concurrió como candidata independiente por el PSOE y obtuvo su escaño en el Parlamento Regional, cuando Román decidió que quería quitarle su nombre a la piscina. Es decir, el único que mezcla la política en el asunto, y con absoluta bajeza, es el propio Román, quien con sus palabras asumía en un primer momento la responsabilidad de la decisión.
Sin embargo, Román tardó poco tiempo en tratar de ocultarse y delegar responsabilidades. Cuando vio que mucha gente, miles de personas ya, empezaban a mostrar su protesta contra una medida tan arbitraria e injustificable, el alcalde decidió esconderse y que fuera su concejal de Deportes el que se hiciera responsable de una decisión que no me cabe duda ha sido tomada por Román. Y así llegamos al último pleno municipal, donde el mencionado concejal de Deportes tuvo una intervención impresentable, cargada de inquina y desprecio contra Sonia Reyes y poblada de embustes y contradicciones.
Dice ahora este subordinado de Román que se está investigando la historia deportiva de Guadalajara para decidir qué deportista local tiene mejor currículum y que, cuando concluya esa investigación, se decidirá si Sonia Reyes debe seguir dando su nombre a la piscina. No hay por dónde cogerlo. Si eso fuera cierto, ¿por qué ha retirado el nombre de la instalación antes de tener esa supuesta investigación?
Recurrió después este concejal tapadera de Román a comparaciones tramposas: contrapuso la figura de Sonia Reyes con el nombre de todo un club -el Club de Salvamento y Socorrismo- que, efectivamente tiene un palmarés extraordinario, obtenido de forma colectiva por distintos equipos y en una modalidad que, por otra parte, no es olímpica. En cualquier caso, si este concejal quiere darle un reconocimiento al Club de Salvamento, tiene la oportunidad de hacerlo poniéndole su nombre al Centro Acuático que Román asegura que se va a construir en esta legislatura.
También comparó a Sonia Reyes, deportista que ha logrado sus títulos compitiendo con taekwondistas de toda España, Europa y el mundo, con otra persona que ha participado en numerosos eventos olímpicos y mundiales. Olvidó añadir que no compitiendo, sino como juez árbitro. No se trata, ni mucho menos, de infravalorar los méritos de otras personas y clubes de Guadalajara que han hecho mucho por el deporte de esta ciudad. Eso es lo que pretendía el concejal de Deportes con esas comparaciones: dividir y crear enfrentamientos.
Yo no voy a entrar en ese juego, porque si algo caracteriza al deporte y los deportistas de verdad es el respeto y la valoración de los méritos que se logran con muchísimas horas de sacrificio. Precisamente por eso es todavía más incomprensible que Román, habiendo sido también deportista, se dedique a atacar de forma injustificada y sectaria a quien se ha ganado en el tatami el honor de tener el reconocimiento de sus vecinos.