¡Que imprudencia!
En Guadalajara convivimos desde hace muchos años con la energía nuclear. Los vecinos de la zona Trillo y antes los de Zorita viven y se han acostumbrado a ver salir un cantidad enorme de humo (vapor de agua), por las imponentes torres de refrigeración. Eso es su cotidianeidad. Son conscientes del peligro en el que viven, pero las subvenciones recibidas llegan a superar el 80% del presupuesto anual del Ayuntamientos. Trabajo y recursos varios a la zona ayudan a superar, olvidar o minimizar este miedo. Son muchos los españoles que están a favor de la energía nuclear a la vez que casi todos somos conscientes de la necesidad imperiosa que hay de que se fomenten energías seguras, rentables y limpias que garanticen el futuro del país y del planeta. El tema es muy viejo, yo ya de niño, por estas tierras me senté frente al reactor 1 para impedir su paso por Guadalajara camino de Trillo. Hoy 30 años después, sigo pensando lo mismo: la solución está en una verdadera educación de consumo energético, una inversión en investigación de alternativas energéticas y una buena gestión de esos recursos dejándose de intereses personales, políticos, ideológicos y monetarios. El debate está servido. Ya veremos cómo siguen evolucionando las cosas y la secuencia de los eventos en Fukushima 1 y 3 (Japón). Y ya veremos si coincide esta parte oficial con la realidad. Hay que tener paciencia y ahora no es momento de toma de decisiones, aunque me temo que los políticos aprovecharan el debate con su cansino y agotador trasfondo electoralista. Que imprudencia por su parte, si lo hiciesen.