¿Qué sucede en el proceso de la muerte?

19/07/2011 - 18:44 Teresa Antequera Cerverón

Que cada uno de nosotros antes o después se verá confrontado con la muerte, es una certeza inevitable, a pesar de que ilógicamente durante la vida preferimos ignorarla. Sin embargo la muerte no es más que el paso a otra dimensión y conocer lo que sucede durante la misma nos aporta una nueva perspectiva para nuestra vida. Pues durante el proceso de la muerte, el alma comienza poco a poco a desprenderse del cuerpo físico, lo que apenas perceptible. En la hora de la muerte, el alma se separa del cuerpo cuando el hálito de la persona se detiene, alejándose así de la Tierra.
El alma solamente abandona el mundo material, la Tierra, para desplazarse a los planos de purificación o elevarse a ámbitos más luminosos, en tanto que los haya desarrollado en sí misma. Por otro lado, se quedará en el mundo material si está atada todavía a la vida terrenal, si quedan cosas por perdonar o persiste el ansia de bienestar y placer que la atan a la materia.
Si la muerte física se presenta de manera normal debilitándose el cuerpo poco a poco, entonces transcurre en la persona la llamada película de la vida, unas horas o momentos antes del fallecimiento. Cuando el alma se prepara para abandonar el cuerpo, se suelta ya un poco de él y se activan también el subconsciente y algunas cargas del alma que generarán entonces esta película de la vida. Alma y hombre reconocen durante la película de la vida, las situaciones que pueden arreglar o reparar, bien en pensamientos o todavía con palabras. Estas situaciones que se reflejan en las imágenes, se hacen vivas en el alma y en el hombre. Alma y hombre las viven de forma muy presente, como si esto que había ocurrido antaño y no había sido purificado, ocurriese ahora. Pues muchos asuntos pueden ser liquidados si los implicados están dispuestos a perdonar de corazón, si no fuera así, el alma seguirá estando atada a estas causas y también al alma de aquella persona que no le ha perdonado.
El alma y el hombre viven entonces esta película de la vida con plena consciencia. Por la misericordia de Dios, al hombre le es concedida la posibilidad de afrontar en pensamientos o con palabras lo que ha reconocido y repararlo en la medida en que sea posible.
 Nuestra alma se llevará consigo todo aquello que no hemos purificado. Por lo tanto, cada hombre determina si el Más allá se le presenta como cielo o como infierno. Pues tanto el cielo como el infierno son estados de conciencia, ya que no existe ningún lugar en el Universo donde Dios envíe a Sus hijos a arder eternamente. El alma orientada hacia Dios percibirá el maravilloso lenguaje de luz de los seres puros como reconfortante y fortaleciente, que le conducen al gran Ser.