Reforma Laboral y AENC II: dos lógicas incompatibles
16/03/2012 - 17:17
La gravedad de la situación que vivimos nos demanda mucha generosidad y muy poco sectarismo para sumar esfuerzos y voluntades más allá de afirmaciones retóricas, grandilocuentes y a veces contradictorias en función de si se está en el gobierno o en la oposición. Generosidad para reconocer que se han cometido errores a la hora de apreciar la gravedad y la dimensión de la crisis y cometido frivolidades en inversiones que hoy se demuestran prescindibles, sino inútiles, que pagarán durante años varias generaciones.
Hay que reconocer como un grave error el abandono de prioridades, que hoy se han traducido en fuertes debilidades, como son nuestros déficits en educación y en formación, que están condicionando muy negativamente la salida de la crisis.
Generosidad y humildad para reconocer, por parte de todas la Administraciones, y con ellas el país entero, que durante muchos años hemos confundido crecimiento con desarrollo, como la paloma de Rafael Alberti confundió el mar con la montaña.
Algunas conclusiones podríamos deducir del Informe Global Competitiviness Report 2010 realizado por el Foro Económico Mundial, donde entre los 139 países analizados sitúa a España en el lugar 14 en materia de infraestructuras básicas, en el 42 en cuanto a competitividad global, pero descendiendo hasta el 101 y el 107 en educación primaria y secundaria respectivamente. A esto nos referimos cuando decimos que hemos confundido muchas de nuestras prioridades y que necesitamos reorientar la acción colectiva con la máxima solidaridad y atención a los sectores más necesitados.
Precisamente para contribuir a este esfuerzo colectivo CCOO y UGT hemos negociado y firmado el AENC II, entendiendo que nuestra economía necesita mejorar su cuota de mercado, especialmente internacional, o dicho de otra forma, que necesitamos exportar más para ser más competitivos, que necesitamos producir más y mejor en las empresas privadas, en las administraciones públicas y en los servicios.
Por ello, en este Acuerdo, único en Europa, se contempla una fuerte moderación salarial y se acuerdan potentes mecanismos e instrumentos de negociación para afrontar en las empresas, con diálogo y esfuerzo común, los cambios necesarios en aras de la moderación de precios y la mejora de nuestra competitividad. Se trata de modificar la tendencia de ajustar por la vía del empleo frente a la posibilidad de buscar prioritariamente una mayor eficiencia en los costes, incluido el salario, con una mayor productividad del trabajo.
Un Acuerdo sindical-empresarial, el AENC II, sorprendentemente poco valorado, como lo expresa con preocupación el Presidente del Consejo Económico y Social D. Marcos Peña su artículo "Un pacto para una crisis" en El País del pasado 7 de febrero,un Acuerdo del que se ha querido ignorar todo aquello que no sea el compromiso sindical de moderar los salarios en los tres años de su vigencia. Esta minusvaloración responde al intento, creo que conseguido, de disimular la evidente contradicción entre el RD 3/2012 de la Reforma Laboral y el AENC II, ya que expresan dos formas incompatibles de atender al mismo objetivo, como así consta en la exposición de motivos del Real Decreto y en la introducción del AENC II.
El AENC apuesta por un marco regulador de la flexibilidad laboral interna, sustentado en el valor del diálogo y de la cooperación, donde se aportan alternativas para la adaptación laboral y salarial. El objetivo es reforzar la productividad para no tener que afrontar los despidos en las empresas como primera y única solución, y permitirla suscripción de acuerdos colectivos que permitan la inaplicación temporal del propioconvenio en la empresa, ofreciendo a los negociadores cauces de mediación y arbitraje ante los desacuerdos, y reforzando por tanto, la Negociación Colectiva y los convenios colectivos.
Por el contrario, la Reforma Laboral y el nuevo marco legislativo, paradójicamente,hace más fácil, barato y cómodo el despido, incentiva la desregulación porquerefuerza la unilateralidad empresarial y desprecia la cooperación del trabajador y sus representantes, y desbarata así todo el esfuerzo que ha representado para el movimiento sindical español la firma AENC.
Al estar pensada para debilitar, cuando no dinamitar, el poder regulador de los convenios colectivos, la Reforma Laboral dota al empresario de mayores poderes y extiende la individualización de las relaciones entre trabajadores y empresarios por la continua amenaza del despido libre o poco indemnizado en un contexto de desempleo masivo. Al debilitar el convenio colectivo, el derecho laboral positivo compensa la desigual posición del trabajador frente al empresario en el acto jurídico individual de firmar un contrato de trabajo. Los dos derechos, individual y colectivo, eran y son imprescindibles: en el contrato individual de trabajo se sobreentiende la libertad como ausencia de coacción para suscribirlo-, pero no la igualdad entre las partes, que es precisamente lo que se trata de re equilibrar entre dos fuerzas muy desiguales respecto asu poder contractual mediante el derecho a la negociación colectiva.
Todas las medidas que afectan a la negociación colectiva tienen esta lógica: se posibilita la modificación de las condiciones de trabajo por el traslado del núcleo dela negociación colectiva hacia la empresa no articulada y contrapuesta al convenio sectorial, dejando a éste sin estímulos positivos para su negociación.
Somos un país con una negociación colectiva y un mercado de trabajo manifiestamente mejorable, llena de imperfecciones, con vicios adquiridos, con reglas y contenidos obsoletos. Pero afirmo, desde una Federación sindical de industria como es FITEQA-CCOO con experiencias, como existen en muchos sectores de la producción, de convenios sectoriales, de grupos industriales y de empresas, donde sus relaciones laborales nada tiene que envidiar a los de países de nuestro entorno, más bien lo contrario, como lo expresan, por ejemplo, no pocas multinacionales del Sector Químico,por seguir con el ejemplo, que las perciben como una fortaleza competitiva de sus centros de trabajo en España.
No tiremos al niño con el agua sucia de la palangana, no destrocemos aquellas estructuras de negociación colectiva que desde la autonomía de las partes, patronal y sindicatos, han demostrado su utilidad, pero que dejarán de tener valor de no corregirse la Reforma Laboral en aquello que desactiva el valor del convenio sectorial.
Hagamos una Ley equilibrada donde el patrón de las relaciones laborales no sea el miedo causado por la indefensión, que estimule el diálogo y el compromiso de los trabajadores y trabajadoras con el proyecto de su empresa, desde el convencimiento de que es posible enriquecer el trabajo con mayores grados de libertad y de realización personal. Esto sólo es posible desde la negociación, la que reclamamos CCOO y UGTdesde todos los frentes, incluido el de la movilización y la Huelga General del 29 de Marzo.
Hay que reconocer como un grave error el abandono de prioridades, que hoy se han traducido en fuertes debilidades, como son nuestros déficits en educación y en formación, que están condicionando muy negativamente la salida de la crisis.
Generosidad y humildad para reconocer, por parte de todas la Administraciones, y con ellas el país entero, que durante muchos años hemos confundido crecimiento con desarrollo, como la paloma de Rafael Alberti confundió el mar con la montaña.
Algunas conclusiones podríamos deducir del Informe Global Competitiviness Report 2010 realizado por el Foro Económico Mundial, donde entre los 139 países analizados sitúa a España en el lugar 14 en materia de infraestructuras básicas, en el 42 en cuanto a competitividad global, pero descendiendo hasta el 101 y el 107 en educación primaria y secundaria respectivamente. A esto nos referimos cuando decimos que hemos confundido muchas de nuestras prioridades y que necesitamos reorientar la acción colectiva con la máxima solidaridad y atención a los sectores más necesitados.
Precisamente para contribuir a este esfuerzo colectivo CCOO y UGT hemos negociado y firmado el AENC II, entendiendo que nuestra economía necesita mejorar su cuota de mercado, especialmente internacional, o dicho de otra forma, que necesitamos exportar más para ser más competitivos, que necesitamos producir más y mejor en las empresas privadas, en las administraciones públicas y en los servicios.
Por ello, en este Acuerdo, único en Europa, se contempla una fuerte moderación salarial y se acuerdan potentes mecanismos e instrumentos de negociación para afrontar en las empresas, con diálogo y esfuerzo común, los cambios necesarios en aras de la moderación de precios y la mejora de nuestra competitividad. Se trata de modificar la tendencia de ajustar por la vía del empleo frente a la posibilidad de buscar prioritariamente una mayor eficiencia en los costes, incluido el salario, con una mayor productividad del trabajo.
Un Acuerdo sindical-empresarial, el AENC II, sorprendentemente poco valorado, como lo expresa con preocupación el Presidente del Consejo Económico y Social D. Marcos Peña su artículo "Un pacto para una crisis" en El País del pasado 7 de febrero,un Acuerdo del que se ha querido ignorar todo aquello que no sea el compromiso sindical de moderar los salarios en los tres años de su vigencia. Esta minusvaloración responde al intento, creo que conseguido, de disimular la evidente contradicción entre el RD 3/2012 de la Reforma Laboral y el AENC II, ya que expresan dos formas incompatibles de atender al mismo objetivo, como así consta en la exposición de motivos del Real Decreto y en la introducción del AENC II.
El AENC apuesta por un marco regulador de la flexibilidad laboral interna, sustentado en el valor del diálogo y de la cooperación, donde se aportan alternativas para la adaptación laboral y salarial. El objetivo es reforzar la productividad para no tener que afrontar los despidos en las empresas como primera y única solución, y permitirla suscripción de acuerdos colectivos que permitan la inaplicación temporal del propioconvenio en la empresa, ofreciendo a los negociadores cauces de mediación y arbitraje ante los desacuerdos, y reforzando por tanto, la Negociación Colectiva y los convenios colectivos.
Por el contrario, la Reforma Laboral y el nuevo marco legislativo, paradójicamente,hace más fácil, barato y cómodo el despido, incentiva la desregulación porquerefuerza la unilateralidad empresarial y desprecia la cooperación del trabajador y sus representantes, y desbarata así todo el esfuerzo que ha representado para el movimiento sindical español la firma AENC.
Al estar pensada para debilitar, cuando no dinamitar, el poder regulador de los convenios colectivos, la Reforma Laboral dota al empresario de mayores poderes y extiende la individualización de las relaciones entre trabajadores y empresarios por la continua amenaza del despido libre o poco indemnizado en un contexto de desempleo masivo. Al debilitar el convenio colectivo, el derecho laboral positivo compensa la desigual posición del trabajador frente al empresario en el acto jurídico individual de firmar un contrato de trabajo. Los dos derechos, individual y colectivo, eran y son imprescindibles: en el contrato individual de trabajo se sobreentiende la libertad como ausencia de coacción para suscribirlo-, pero no la igualdad entre las partes, que es precisamente lo que se trata de re equilibrar entre dos fuerzas muy desiguales respecto asu poder contractual mediante el derecho a la negociación colectiva.
Todas las medidas que afectan a la negociación colectiva tienen esta lógica: se posibilita la modificación de las condiciones de trabajo por el traslado del núcleo dela negociación colectiva hacia la empresa no articulada y contrapuesta al convenio sectorial, dejando a éste sin estímulos positivos para su negociación.
Somos un país con una negociación colectiva y un mercado de trabajo manifiestamente mejorable, llena de imperfecciones, con vicios adquiridos, con reglas y contenidos obsoletos. Pero afirmo, desde una Federación sindical de industria como es FITEQA-CCOO con experiencias, como existen en muchos sectores de la producción, de convenios sectoriales, de grupos industriales y de empresas, donde sus relaciones laborales nada tiene que envidiar a los de países de nuestro entorno, más bien lo contrario, como lo expresan, por ejemplo, no pocas multinacionales del Sector Químico,por seguir con el ejemplo, que las perciben como una fortaleza competitiva de sus centros de trabajo en España.
No tiremos al niño con el agua sucia de la palangana, no destrocemos aquellas estructuras de negociación colectiva que desde la autonomía de las partes, patronal y sindicatos, han demostrado su utilidad, pero que dejarán de tener valor de no corregirse la Reforma Laboral en aquello que desactiva el valor del convenio sectorial.
Hagamos una Ley equilibrada donde el patrón de las relaciones laborales no sea el miedo causado por la indefensión, que estimule el diálogo y el compromiso de los trabajadores y trabajadoras con el proyecto de su empresa, desde el convencimiento de que es posible enriquecer el trabajo con mayores grados de libertad y de realización personal. Esto sólo es posible desde la negociación, la que reclamamos CCOO y UGTdesde todos los frentes, incluido el de la movilización y la Huelga General del 29 de Marzo.