Roca Rey: "Verme toreando con las figuras es un sueño hecho realidad"
El torero revelación Roca Rey ha concedido una jugosa entrevista a Nueva Alcarria con motivo de su actuación en la Corrida de Primavera de Brihuega.
Cuenta la terna de la Corrida de Primavera con el importante reclamo de Andrés Roca Rey; el joven peruano, de fulgurante carrera, catapultado a los puestos cimeros del escalafón. Con tan sólo 20 años, su hoja de servicios guarda la llave de las puertas grandes de las plazas más importantes del mundo y su tirón taquillero ha asegurado grandes ‘reventones’ en sus dos paseíllos de la pasada Feria de San Isidro.
¿Qué supone su tarjeta de presentación en la provincia de Guadalajara?
Siempre es bonito estar anunciado en sitios tan taurinos y con tanta tradición. Además, me hace especial ilusión porque aunque estuve anunciado de novillero en los carteles de la Feria de Guadalajara de 2015 , la cornada de Villaseca de la Sagra me impidió debutar en esta provincia, así que el sábado, si Dios quiere, será mi presentación definitiva en esta tierra.
¿Cuáles son sus referencias sobre la Corrida de Primavera?
Sé que es una corrida importante dentro del calendario taurino nacional y por supuesto de la zona, y donde siempre han toreado las máximas figuras del toreo. Para mí es un sueño cumplido verme anunciado en este tipo de carteles.
Casualmente, coincidirá en el patio de cuadrillas con su padrino de alternativa, Enrique Ponce.
Sí, fue un honor tremendo para mí que Enrique Ponce fuera mi padrino de alternativa. Nunca olvidaré ese momento en Nîmes, y como dices, el sábado compartiré cartel también junto a Cayetano.
¿Qué pueden esperar los aficionados que acudan a verle a La Muralla?
Como siempre, pondré el máximo de mi parte y ojalá rueden las cosas, la gente se emocione y sea una tarde para el recuerdo. ¿Hasta qué punto es consciente de ser uno de los toreros actuales con mayor expectación?
Te ilusiona y te hace sentir bien. Cuando sales a hacer el paseíllo y ves los tendidos llenos de gente es algo maravilloso y que te llena por dentro. Por eso, luego hay que dar el máximo cada tarde para corresponder al público como bien merece. Tengo la suerte de que hasta ahora en mi corta carrera han salido las cosas bastante bien.
En apenas dos años se ha convertido en un imprescindible en las ferias sin acusar el paso de novillero a matador. ¿Cómo se consigue?
Con mucho esfuerzo y sacrificio, jugándotela de verdad todas las tardes, en todas las plazas, con todo tipo de toros… No hay más secreto que la verdad y la entrega diaria, tanto en el entrenamiento como en la plaza.
¿Qué supone verse en el patio de cuadrillas al lado de las figuras del toreo que admiraba cuando era un niño?
Como decía antes, se trata de un sueño que se ve cumplido, porque cuando uno es niño y quiere ser torero, sueña con momentos como éste. Son ilusiones que uno ha tenido de siempre y, obviamente, la presión aumenta, pero es lo que he buscado toda la vida, lo que siempre he querido.
Su fotografía de niño estrechando la mano a El Juli es más que conocida, ¿quién es su mayor rival en los ruedos?
Yo mismo, ya que cada tarde soy el que más me exijo y nunca quiero quedarme detrás de nadie.
A pesar de su fuerte irrupción, aún cuenta con una carrera incipiente. ¿Hacia dónde camina la evolución de su tauromaquia?
El toreo es un constante aprendizaje y una evolución, y con el paso del tiempo uno va madurando, buscando cosas nuevas para que la gente se emocione en la plaza de toros y disfrute viendo torear a Roca Rey.
Da la sensación de que en sus faenas no hay guion establecido. ¿Falta improvisación en el toreo?
Cuando alguien logra ser figura, puede ya limitarse a su concepto; antes, hay que triunfar cada tarde con el toro que salga. Para eso, hay que usar, a la vez, la cabeza y el corazón, para evitar la monotonía. La improvisación emociona, es lo que marca que una faena sea rotunda; sin ella, puede quedarse en una faena más. Lo más importante, creo, es unir improvisación y entrega. Cada vez se ven más cosas nuevas en las plazas de toros y sin duda el toreo está evolucionando continuamente.
El capote parece clave en su tauromaquia. No es usted de perdonar un quite…
Siempre me ha gustado entrar en quites y es una muestra más de mi entrega y ganas de emocionar al público que va cada tarde a la plaza de toros.
¿Qué balance hace de su doblete en San Isidro?
A pesar de dar todo lo máximo de mí, la primera tarde no salieron las cosas como a todos nos hubiera gustado porque los toros no lo permitieron, pero el día 31, en mi segunda comparecencia, pude disfrutar con ese primer toro de Victoriano del Río que, aunque se rajó, me permitió expresarme como me gusta en algunos momentos y el público se emocionó.
¿Cree que el factor revelación de sus inicios ha perdido fuerza y se le mide ya con rango de figura?
Es lógico después de dos años de alternativa… La gente quiere verme en una continua progresión y para ello me sacrifico y me esfuerzo a diario, para tratar de dárselo.
¿A qué ha tenido que renunciar para llegar a ocupar un lugar de privilegio en el circuito de primera línea?
A muchísimas cosas, pero no me arrepiento de nada. Sabía que eran cosas que tenía que dejar atrás, como por ejemplo mi país, mi gente, mi familia… pero puedo decir que el esfuerzo tan grande ha merecido la pena.
Dos tardes en Pamplona y base de otras muchas ferias, ¿qué espera de lo que aún resta de temporada?
Una temporada, sin duda, soñada, estando en todas las ferias y en carteles de mucha importancia. Ojalá que sigan rodando las cosas y pueda rematarla como me gustaría, ya que la del año pasado se quedó a medias por las cogidas de Málaga y Palencia.
Una pena que tuviera que perder tantas corridas en el tramo final de la temporada española.
Si. La verdad fue una pena no poder estar en todas las plazas en las que me esperaban y en ciertas corridas que eran muy importantes, como Bilbao, Sevilla y Zaragoza. Fue una lástima porque era el cierre de una temporada triunfal y en la que pude dar pasos para este año. Me quedé con la pena de no haberla podido rematar, pero al mismo tiempo ésto me ayudó a madurar como persona y comprender que aún en momentos triunfales, un toro te puede coger y te puede quitar temporalmente o incluso te puede quitar de la profesión y hasta la vida. Es algo que te hace reflexionar y madurar como persona.