Román también es del club de fans de Valerio

21/02/2011 - 00:00 Alicia Morales

Román se ha puesto muy nervioso cuando los ciudadanos hemos conocido los continuos tratos que hace como alcalde de Guadalajara con un empresario de extrema derecha. Por ahora, el alcalde a tiempo parcial ha querido negar su amistad, aunque ha ido ampliando progresivamente el número de cafés que admite haberse tomado con él. Todo esto, además de servir para demostrar que Román oculta algo y utiliza la mentira con facilidad, nos ha permitido descubrir otro de sus secretos inconfesables: él también es del club de fans de Magdalena Valerio. No se cansa de nombrarla, la tiene permanentemente en su pensamiento. Ante la denuncia pública de la oposición municipal de posibles tratos de favor a la ya famosa red de empresas la reacción de Román fue… nombrar a Magdalena una vez más. Acordarse de ella, insultarla, decir con la chulería habitual que nunca será alcaldesa, hacer alusiones personales y juicios de valor propios de quien se cree superior al resto de ciudadanos de la ciudad para la que trabaja a tiempo parcial. Que Román, cuando parece estar atrapado en un banco de arenas movedizas, de quien primero se acuerde es de Magdalena, es sintomático. Lo suyo es fervor, obsesión. El comportamiento típico de un fan, y no es la primera vez. Desde que Magdalena Valerio dio un paso al frente en el mes de agosto para postularse como candidata a la Alcaldía de Guadalajara, Román parece no haber dejado de pensar en ella ni un solo minuto. Desde entonces no ha parado de menospreciarla, diciendo con su habitual prepotencia y soberbia que su destino sería la oposición, ordenando a sus concejales atacarla con o sin motivo e intentar polemizar con ella a toda costa, pegándose como una lapa a los pregones de Magdalena en las fiestas de los barrios de la capital y procurando no perderse ni una sola de sus apariciones públicas, diciendo con voz de niño enfadado que no pensaba felicitarla por ser oficialmente candidata, etc. En fin, todo un muestrario de reacciones que corroboran que Román tiene siempre a Magdalena en el centro de sus obsesiones. Y lo ha vuelto a hacer en los últimos días. Ante un problema de extrema gravedad como son las acusaciones por su supuesto trato de favor a empresas de la ciudad, volvió a recurrir a hablar de Magdalena. Esta vez, lo hizo visiblemente nervioso. ¿No sería más sencillo que Román diera explicaciones convincentes sobre sus “affaires”, en vez de utilizar el insulto para intentar taparlos? el problema el año 2030? No, sino hay más jóvenes que los que están naciendo ahora?