Sánchez Vara: "He disfrutado de la profesión, a pesar de momentos de extrema dureza"
El diestro alcarreño fue protagonista de la II Tertulia de Areneros Alcarreños
Un distendido y cercano Sánchez Vara se asomó al Salón de Actos de Ibercaja el pasado viernes 16 de noviembre para repasar su ya dilatada trayectoria. Durante cerca de una hora y media, fue desgranando su hoja de servicios de la mano de un José María Vivas, que condujo la entrevista con mimo y acierto. Sánchez Vara dejó claro que es torero de Guadalajara y siempre ha sido fiel a sus orígenes, paseando el nombre de esta tierra por las diferentes plazas que ha pisado en España, Francia, Portugal o América, incluida California, donde llegó a torear hace tiempo. En la capital arriacense nació y creció hasta que, con ocho años, hubo de marchar a Madrid con su familia y con nueve se inició en la Escuela Taurina de Madrid. En aquella época, “había muchas menos escuelas taurinas que ahora y, por el contrario, se daban muchas más novilladas que ahora”, apuntó Vara, que coincidió en la Escuela con Juli, Robleño, Abellán, Uceda Leal y Encabo. Entre los maestros, evocó la figura de su maestro Joaquín Bernadó y la del, por entonces, director del centro, Gregorio Sánchez. “Había mucha disciplina”, comentó Javier, que salpicó su discurso con numerosas anécdotas.
Trayectoria
Su debut con picadores tuvo lugar en enero de 1996 en Benidorm, siendo apoderado por Ángel Teruel y la cuarta novillada con los del castoreño fue en Madrid. Hubo de lidiar novilladas durísimas, que bien le sirvieron para aprender el oficio. La alternativa llegó en 2000 en Sacedón y la confirmación de la misma en Las Ventas tuvo lugar tres años después con una corrida de Alonso Moreno a la que cortó una oreja. Aquella época la recordó Javier como un tiempo hostil sin ambiente en el que Saboya apostó por él. El empresario alcarreño le contrató para torear una corrida en Villanueva de la Torre y acabó apoderándole. Tuvo tiempo Sánchez Vara de hablar de las ganaderías duras y también de las extraduras: Saltillo, Fraile, Prieto de la Cal, Palha,... Precisamente, las últimas son aquellas con las que Sánchez Vara está acostumbrado a bailar y a lidiar. Así lo refrenda su oficio y poder lidiador por numerosas plazas de España y sobretodo, en el circuito francés del culto al toro. Entre sus grandes hazañas, destacó Javier su San Isidro de 2016 con el complicadísimo Cazarrata, de Saltillo, condenado a banderillas negras.
También habló el diestro alcarreño de compañeros y, entre los que le han marcado, citó a Padilla y Ferrera, por su entrega y competencia. De los de otra época, de todos es conocida su gran devoción por Paquirri. Inevitablemente, también se sacó a colación los escasos paseíllos que acumula Vara en Las Cruces, menos de una decena en 18 años años de alternativa, aún cuando tuvo el mérito de encerrarse en solitario con una corrida de Palha en la temporada de 2015 y obtener un gran triunfo.
El sueño de Vara es volver a las ferias con las corridas duras y seguir disfrutando de una afición incombustible, que parece no tener límite. La afición de Guadalajara demostró saber esperarle.