Se buscan empresarios

07/04/2011 - 00:00 Mercedes López

  A pesar de los difíciles momentos que estamos atravesando, tan solo un tres por ciento de nuestros jóvenes llevan a cabo proyectos empresariales. Es lamentable que nuestra generación, sin duda la más preparada de las últimas décadas, no se atreva a desarrollar sus ideas, plasmar su forma de vida, y lo que ello desemboca: la creación de empleo. Hay que reconocer que nosotros los jóvenes, y a decir verdad, los no tan jóvenes, no tenemos sino dificultades a la hora de emprender una actividad empresarial. Pero, ¿no es igual de arriesgado conseguir un trabajo, que satisfaga tus necesidades y te encuentres realizado? Toda acción laboral, sea cual sea su índole, supone un riesgo y genera incertidumbre, sobre todo ahora. Para hacernos una ligera idea de la alarmante situación que vivimos en España, vemos el ejemplo contrapuesto de China y Estados Unidos, que están a más de 40 puntos de distancia.

   Muchos pensarán que ser funcionario es la mejor opción tras concluir sus estudios; sacarse una plaza fija en la administración, trabajar por cuenta ajena, y no están mal encaminados si es su sueño, pero no es coherente que un alto porcentaje de universitarios, muchos de ellos licenciados en Administración y Dirección de Empresas, opten por opositar y no por llevar a cabo esos proyectos que tan bien plasman en sus prácticas, pero que nunca alcanzan el verdadero grado de realismo con el que son concebidos. Y es fruto de la cultura, de la imagen que se ha proyectado del empresario.

  Por otro lado, el sistema educativo español ha frenado el impulso de nuevos talentos en el terreno empresarial. Ya no solamente con la carencia de valores que se transmiten en las escuelas y que tienen su proyección en las decisiones futuras de nuestros jóvenes; o la falta de principios, como el esfuerzo, el mérito o el reconocimiento al trabajo bien hecho, sino también en lo que respecta a la metodología en algunas titulaciones. Y en términos generales, la mayoría de los hogares de nuestra geografía no han sabido transmitir el valor social del buen empresario, de emprender, de crear puestos de trabajo. Junto a estas dificultades y carencias, nuestras PYMES y autónomos sufren también una persecución en toda regla: trámites burocráticos, inspecciones, sanciones, tasas elevadísimas, etc., y no es el momento de apretar más.

   En el mismo orden, el sector financiero, bancos y cajas, siguen mostrando su plan de austeridad aplicado a la concesión de préstamos, afirmando que las empresas no piden créditos. Y todos sabemos que no es verdad. Largos plazos de respuesta, dureza en las concesiones, intereses altísimos, etc., están haciendo que muchas de nuestras empresas estén sufriendo un grave problema de liquidez, provocando así el cierre de muchos negocios. Por citar algún dato, podemos decir que en el 2010 el crédito concedido por las entidades financieras a las PYMES bajó un doce por ciento.

  Esa austeridad que imponen los bancos, los mercados e incluso el actual gobierno con mayores impuestos, se traslada a la empresa en forma de menores ganancias, más sacrificios y más despidos. Es evidente que necesitamos reformar nuestro modelo laboral y educativo, entre otros, si queremos generar expectativas de empleo. Además, como todo cuanto acontece en una sociedad, debe haber implicación de todos los colectivos; así por ejemplo, sindicatos-trabajadores y empresarios deben cambiar sus prioridades, primando la consolidación de puestos de trabajo y no únicamente aumentos salariales. Claudio Boada, presidente del círculo de empresarios españoles, en recientes declaraciones afirmó que quienes sacarán a España de la crisis serán nuestros empresarios.

   Opinión compartida por cualquier ciudadano, pues lo que no es lógico es que el tejido que más creación de empleo genera no tenga si no obstáculos que paralizan el desarrollo de la economía en nuestra región y en nuestro país. Nuestra comunidad castellano manchega está pidiendo a voces empleo, la promoción de jóvenes empresarios que estimulen la creación de industrias: agroalimentarias, energéticas, etc., buscando una productividad innovadora, en sectores innovadores. Es inaceptable que en una región como la nuestra, inminentemente agrícola, no se promocione una industria agroalimentaria fuerte y competitiva. Para ello no basta con aparecer en público con una u otra industria quesera, no, hay que garantizar que nuestros productores, nuestros ganaderos y agricultores, obtengan rentabilidad de sus explotaciones.

   En la presentación del programa económico popular, María Dolores Cospedal, secretaria general del Partido Popular y presidenta del mismo en Castilla-La Mancha, dio más de un centenar de recetas claves para la solvencia de los principales problemas económicos que castigan desde hace ya unos cuantos años a Castilla-La Mancha, así como el fomento del autoempleo con deducciones en el IRPF o el plan de rescate a la insostenible situación de nuestro sector primario. Esta es la política que los ciudadanos castellano manchegos estamos demandando, pues no hay mejor política social que la creación de puestos de trabajo, promocionando la figura del empresario y el emprendedor como generadores de riqueza y empleo