Semana Santa

18/03/2016 - 23:00 Pedro Villaverde Embid

Tiempo de vacaciones, ocio y asueto desde este viernes para todos los escolares de la provincia y sus profesores y también para numerosas personas que cogen unos días libres para descansar, viajar y bastantes, además, participar de los actos religiosos en las iglesias y las calles donde se celebran vistosas procesiones. Guadalajara, tanto su capital como sus pueblos que reviven costumbres y tradiciones propias de estas fechas atrayendo de nuevo a los lugareños, sigue siendo, como la mayor parte de España, una tierra fiel a su historia y arraigada a su fe religiosa. Cofradías y Hermandades protagonizarán desfiles a lo largo y ancho de nuestra geografía, algunos de ellos declarados de Interés Turístico con siglos de celebración en su haber. Hasta las más pequeñas localidades conmemorarán la muerte y resurrección de Cristo adorando a sus imágenes y cumpliendo con el lavatorio de pies, la quema del judas o la degustación de potajes y torrijas.
Es Semana Santa, con ella este año los días se harán más largos, vuelve la primavera, la climatología se torna más amable, aunque el invierno haya sido suave, y los pueblos vuelven a la vida. En esta ocasión, sin embargo, debemos lamentar la actitud de algunos dirigentes políticos y otras gentes que faltan al respeto e insultan a los católicos y su fe llegando incluso a querer cambiar de nombre este tiempo litúrgico para que únicamente sean vacaciones. Bajo el paraguas del progresismo, desde el uso y abuso de la demagogia, con retorcimiento y la peor de las intenciones, estos falsos defensores de la libertad buscan que la religión desaparezca de la vida pública. Su odio, que nos recuerda en las formas a tiempos pretéritos, no podrá sin embargo con el sentimiento de la mayoría social, como a ellos les gusta decir en las redes sociales. Quienes somos cristianos seguiremos defendiendo nuestras creencias y hábitos sin asustarnos ni escondernos por las olas del anticlericalismo y los juegos de las nomenclaturas. Ejercemos nuestra libertad y derechos porque la Constitución y nuestras convicciones, lícitas, nos amparan. La democracia es para todos. Nos parece estupendo que cada cual viva estos días como quiera y somos los primeros a los que nos gusta viajar y divertirnos, pero también exigimos que se deje en paz a quien quiera manifestar su fe cristiana. Lo contrario nos llevará por mal camino.