Sobre la historia de Guadalajara
Esa es la esencia bajo la cual se puede entender el libro La represión franquista en Guadalajara que, con algo más de 600 páginas distribuidas en diez capítulos, se convierte en una obra de referencia para consultar este periodo de la historia más reciente en la provincia. Nuestra democracia tiene un deber moral, un deber de justicia y un sentido ético que deben sustentarse en el conocimiento reposado pero intenso del pasado siglo. No se trata de abrir heridas, sino de cerrarlas de forma definitiva y de aprender de las experiencias pasadas. En la represión franquista cabe establecer tres etapas. La primera, la de la represión salvaje con los bandos de guerra, comprende desde el 17 de julio del 36 a febrero de 1937. La segunda, la de los consejos de guerra sumarísimos de urgencia, va de marzo de 1937 a los primeros meses de 1945 (podría parecer que el final de la guerra marca una separación pero realmente es lo mismo; quizás la disminución del ritmo represivo iniciado en el 36 se perciba a partir de 1943). Y la tercera sería la gran oleada represiva de fines de los cuarenta y de los años cincuenta, marcada por la eliminación de docenas de guerrilleros y de cientos de personas acusadas de servirles de apoyo. Es precisamente por esta persecución prolongada en el tiempo por lo que las cifras no están claras, y menos en una provincia como Guadalajara considerada como una zona gris del mapa de la represión. Por ello, cada nueva investigación se convierte en ejemplo de lo poco exactas que fueron las cifras. Pero, también, cada nuevo estudio puede suponer un nuevo remover de las conciencias. A pesar de ello, es parte de nuestra hisotira y como tal hay que afrontarla, con normalidad, al margen de partidismos, pues en la Guerra Civil murió gente de los dos bandos. Independientemente de quién o porqué se originó la guerra, en los dos bandos hubo héroes y villanos.