Sobre la situación de enfermería
22/10/2012 - 13:30
Conocíamos hace unos días el Estudio Percepción de estrés en los profesionales de Enfermería en España, que ha analizado cómo la actual situación de recortes y precariedad laboral está repercutiendo en la salud de los profesionales de enfermería y en la atención que se presta a los ciudadanos.
Sus resultados (disponibles en www.satse.es) no dejan lugar a dudas. Ocho de cada diez enfermeros se siente estresado y seis de cada diez dice padecer el síndrome de Burnout o del profesional quemado.
También más de la mitad cree que la atención a los pacientes ha empeorado, y es que ocho de cada diez considera que no hay personal suficiente, y la misma proporción entiende que no dispone del tiempo necesario en su jornada laboral para atender a los pacientes como desearía.
Cifras alarmantes que reflejan, sin lugar a dudas, el deterioro progresivo que está sufriendo nuestro sistema sanitario. Se está produciendo la cruel paradoja de que las personas que deben velar por nuestra salud están viendo cómo la suya propia empeora por momentos a causa de su trabajo. O lo que es lo mismo, trabajar para que los ciudadanos no enfermen, enferma a los profesionales.
El Estudio supone una prueba más de que las decisiones que están adoptando las diferentes administraciones públicas, a golpe de decreto y sin negociación alguna, están suponiendo un grave perjuicio para todos. Por un lado, para los profesionales que han hecho posible que la sanidad española fuera hasta hace poco un verdadero motivo de orgullo por ofrecer una atención de calidad, universal y gratuita, y, por otro, para los ciudadanos que recurren a ella. El Sindicato de Enfermería siempre ha defendido la buena salud de los profesionales porque es sinónimo de buena salud del sistema sanitario y de los ciudadanos y, por ello, no cejará en su empeño de decir alto y claro que no todo vale y que los recortes improvisados y sin razón no pueden acabar con los derechos, servicios y prestaciones que tanto tiempo y esfuerzo conjunto han costado conseguir.
Lo que está en juego no son sólo las condiciones laborales y la salud de los profesionales, sino la de todos. Lo que está en juego es el futuro de un Sistema Nacional de Salud, que genera riqueza y empleo, y que supone una de las principales fuerzas productivas del país.
Lo que está en juego es un modelo de sociedad que ha hecho del Estado del Bienestar su seña de identidad y que está deteriorándose a pasos agigantados por los intereses egoístas de unos pocos que únicamente piensan en su cuenta de beneficios. No lo permitamos, el partido de nuestro futuro lo jugamos ahora.
Sus resultados (disponibles en www.satse.es) no dejan lugar a dudas. Ocho de cada diez enfermeros se siente estresado y seis de cada diez dice padecer el síndrome de Burnout o del profesional quemado.
También más de la mitad cree que la atención a los pacientes ha empeorado, y es que ocho de cada diez considera que no hay personal suficiente, y la misma proporción entiende que no dispone del tiempo necesario en su jornada laboral para atender a los pacientes como desearía.
Cifras alarmantes que reflejan, sin lugar a dudas, el deterioro progresivo que está sufriendo nuestro sistema sanitario. Se está produciendo la cruel paradoja de que las personas que deben velar por nuestra salud están viendo cómo la suya propia empeora por momentos a causa de su trabajo. O lo que es lo mismo, trabajar para que los ciudadanos no enfermen, enferma a los profesionales.
El Estudio supone una prueba más de que las decisiones que están adoptando las diferentes administraciones públicas, a golpe de decreto y sin negociación alguna, están suponiendo un grave perjuicio para todos. Por un lado, para los profesionales que han hecho posible que la sanidad española fuera hasta hace poco un verdadero motivo de orgullo por ofrecer una atención de calidad, universal y gratuita, y, por otro, para los ciudadanos que recurren a ella. El Sindicato de Enfermería siempre ha defendido la buena salud de los profesionales porque es sinónimo de buena salud del sistema sanitario y de los ciudadanos y, por ello, no cejará en su empeño de decir alto y claro que no todo vale y que los recortes improvisados y sin razón no pueden acabar con los derechos, servicios y prestaciones que tanto tiempo y esfuerzo conjunto han costado conseguir.
Lo que está en juego no son sólo las condiciones laborales y la salud de los profesionales, sino la de todos. Lo que está en juego es el futuro de un Sistema Nacional de Salud, que genera riqueza y empleo, y que supone una de las principales fuerzas productivas del país.
Lo que está en juego es un modelo de sociedad que ha hecho del Estado del Bienestar su seña de identidad y que está deteriorándose a pasos agigantados por los intereses egoístas de unos pocos que únicamente piensan en su cuenta de beneficios. No lo permitamos, el partido de nuestro futuro lo jugamos ahora.