Socialización de la democracia

18/01/2016 - 23:00 Jesús Fernández

El concepto de globalización tiene diferentes niveles de registro, de avance y desarrollo. Se ha globalizado la economía, el mercado, la transferencia de capitales, la moneda, el medio ambiente y la ecología y hasta la libre circulación de personas. No se puede restringir la globalización a los aspectos puramente económicos. Pero ¿se ha globalizado la democracia? Nos referimos no tanto a la democracia cuántica, extensiva, geográfica sino a la democracia intensiva, significativa y cualitativa de los valores. Esto no significa que no tenga límites, paredes o condiciones. Una democracia sin límites, sin leyes, es el mayor límite de la democracia. Hay que diferenciar y relativizar mucho en ella. Se han roto, por una parte, los diques nacionales y ella ha pasado a ser un planteamiento supranacional, universal, intercultural. La democracia no forma parte del concepto de nación sino de la noción de cultura, afectando y condicionando los modos de comportamiento, de usos y costumbres, de creencias y valores del ser humano.
En este sentido, ello ha generado un proceso reversible, es decir, muchas decisiones internas a los Estados se toman por respeto y referencia a otros centros de decisión superiores concertados o comunitarios. Hemos creado otros mundos, redimensionado nuestros proyectos, replanteado nuestros objetivos y adaptado nuestras instituciones. Para muchos, esto ha significado pérdida de la tan agitada soberanía nacional. Sin embargo, se ha ganado en cooperación y solidaridad, reforzando lo que hemos llamado más arriba, democracia cualitativa.
Otros exigen una cierta compensación ante las referidas renuncias de independencia e iniciativa y quieren trasladar las exigencias anteriores a otros niveles y poder hablar de un nacionalismo o patriotismo europeo, occidental, cultural, convirtiendo los ideales en ilusiones. Un peligro, sin embargo, nos acecha, como es, pasar de una clase dirigente, política interna a otra clase de mayor concentración e imposición, hablando de un nivel técnico, tecnócrata de la política y de las instituciones comunitarias. A problemas comunes soluciones comunes sabiendo que lo común no tiene que ser ningún problema.
Por otra parte, no existe globalización sin democracia. Todo ello obliga a un argumento que consiste en socializar la riqueza, extender la justicia, potenciar la igualdad, aumentar las oportunidades, asegurar el bienestar de todos, acceder a los derechos fundamentales.
La palabra libertad hay que conjugarla en otras formas y sentidos. Si sólo se trata de cambiar de clase social, de trasladar la riqueza e intereses de un continente a otro, de unas personas a otras, de sustituir un capitalismo por otro sistema de privilegios o de relevar a los poderosos, no se ha conseguido la tan deseada democracia intensiva.