Soy una mujer maltratada

20/11/2012 - 11:30 Redacción

Sr director:
No recuerdo cuando fue la primera vez que me maltrató. Igual fue desde siempre.
Decía que me quería, que no podía vivir sin mi, que sería suya para siempre, que estaba loco por mí. Me llamaba todos los días, era tan atento…, repetía que me quería solo para él, que sufría cuando no estaba a su lado, que necesitaba estar conmigo todos los días. Luego se enfadaba cuando le mencionaba a mis amigas o a mi familia, decía que querían separarnos, yo sentía que no existía tal empeño, pero no quería verlo sufrir, nos queríamos tanto… Me convencía que debíamos estar solos, y cuando le decía que porqué, se ofendía y se enfadaba, si le decía que no lo entendía se enfadaba más, y cuando eso pasaba me cogía fuerte de los brazos, de los hombros…, luego me suplicaba y me pedía perdón; otras veces me empujaba, decía ¡vete!, ¡lárgate! Y cuando me iba me cogía del brazo o del pelo con fuerza, me acercaba hacia él y me gritaba ¡no me hagas esto¡, ¡me estoy volviendo loco¡, lo siento..., y lloraba… y yo me sentía culpable y lloraba también… y nos abrazábamos… y así estuvimos muchos fines de semana.
Luego dejó de ser tan atento...,bueno a veces lo era mucho…Todavía le oigo: ¡no dices mas que tonterías!, ¡tu qué sabrás!, ¡anda cállate que estas loca!, no haces nada bien, no eres tan guapa, ni se te ocurra dejarme…, y después… aparecía con un gran ramo de flores y todo se pasaba. Pero yo sufría, sufría porque no se que me pasaba…él me decía que me quería pero yo me preguntaba ¿por qué, si me quiere, me trata así? Sé que no tiene razón cuando me insulta y que cuando me pega me hace daño, pero …
Dicen que la cara es el espejo del alma, y será así, pero mi cara también es el espejo de mi pasado, y parece mentira cómo se hace presente cuando veo mi reflejo en él. La pequeña cicatriz que tengo en el labio me lleva a una borrasca de recuerdos, de malestar físico, de sensaciones encontradas, miedo, angustia, … es como caer en un pozo y gritar ¡quiero salir!,…¡Dios! él mismo me lo curó, como también él mismo me llevó al centro de salud cuando me dislocó el hombro… y yo..., qué podía decir..., si decía que me quería..., pues le decía al médico que me había caído. Tuvimos un hijo. ¡Pobre Juan!, sus sueños se acompañaban de nanas y otras veces de gritos. Ya más mayorcito, nos miraba con cara asustada, una de las primeras palabras que aprendió fue puta.
Sabía que tenía que separarme, alejarme de él. Todavía siento que viene, abre la puerta, me busca, me mira... y yo, con el alma encogida de esperanzas quiero que sea un día normal…, tengo el estómago y la mente encogidos…quiero desaparecer, no haber estado aquí nunca, o si.. pero sin gritos….sin palizas.
Todavía lo siento, pero ya no estoy con él. Cuando dio aquel portazo y salió….supe que era el momento..., y entonces, pude pensar con más claridad si lo haría ese día, o mañana, o más adelante, pero por fin lo haría. Pediría ayuda para dar los pasos hacia mi libertad. Hoy me esfuerzo por normalizar mi vida recuperando poco a poco mi dignidad y derecho a vivir sin violencia.