Tapas de 'autor'

12/09/2015 - 23:00 Antonio Yagüe

Los típicos concursos de tapas de los pueblos y algunas barras durante las ferias de Molina y ahora de Guadalajara, parecen seguir el invento de David Jorge, alias Robin Food, en su micro-espacio semanal de gastronomía. Bajo la provocativa denominación de ‘guarrindongadas’ sugería a sus adeptos que enviasen la ‘receta’ de esos mejunjes que uno se ha preparado alguna vez en la intimidad contra todas las leyes de la gastronomía, pero que a algunos paladares acaban gustando. El éxito superó las expectativas del chef en cantidad y calidad. Cada viernes fueron desfilando por allí ‘exquisitos’ bocados mezclando donuts con sardinillas picantes, mortadela mojada en colacao, yogur con kétchup y tabasco, boquerones con chorizo y otras gollerías sin fundamento. Parecía cosa de frikis de la cocina, resultado de estómagos vacíos que asaltan la despensa de madrugada sin orden ni concierto o efecto de monumentales resacas. Los comistrajos que llegaban al programa eran una mezcla de productos que, aislados pasan por normales, pero unidos resultan repugnantes. El problema es que al calor del fenómeno de las tapas y la eclosión de los mostradores de pinchos revolucionando la oferta clásica, las ‘guarrindongadas’ han empezado a invadir bares serios. De repente parece que todo vale para atraer la atención gastronómica del público. Y lo más curioso es que productos como las gulas, el queso de cabra y el foie se han convertido en los reyes de las barras. Y sus mezclas, con bonito en escabeche, pechuga de pollo, champiñón… Para más inri muchos locales exhiben sus ‘creaciones’ como primer premio del concurso de pinchos del barrio, pueblo, capital o provincia. Cualquier amasijo de huevo de codorniz con bacon, cebolla, gulas y tal, si lo coronas con una rodaja de ese infame queso de cabra se convierte en altísima cocina ‘de autor’. Entretanto los clásicos calamares, callos, tortillas variadas, bravas, huevos rellenos o gambas a la gabardina, parecen en peligro de extinción. Viene a mi memoria un profesor de matemáticas de de Molina, que desayunaba en el antiguo bar Cavero un café negro en el que mojaba mejillones de lata. “Vosotros también mezcláis en el café con leche un producto de origen vegetal con otro animal”, razonaba a sus colegas. Llevo unos 40 años desafiándome a imitarlo. A ver si un día de estos