Toc, toc

24/03/2011 - 00:00 Armengol Engonga

Hace un par de semanas pude disfrutar en compañía de unos amigos de una de las obras de teatro más divertidas y originales que he visto en los últimos meses. La comedia internacional en cuestión está basada en el brillante e hilarante texto del dramaturgo francés Laurent Baffie. Y trata de cómo seis personajes con trastornos obsesivos compulsivos (TOC) se conocen en la sala de un afamado psiquiatra, con el fin de solucionar sus problemas. El psiquiatra nunca acudirá a la terapia y serán ellos los que tengan que llegar a cabo sus propias conclusiones.

   Este divertido montaje teatral, que describe un delirante y dinámico encuentro de seis pacientes con Trastornos Obsesivos Compulsivos, además de proporcionarnos a los asistentes al teatro un rato de lo más divertido y agradable, me va a permitir realizar un símil a una situación, que tuvo lugar en las inmediaciones del Ayuntamiento de Guadalajara hace tan solo una par de días. Y la imagen en cuestión no era otra que la de cuatro concejales del PSOE de Guadalajara apostados con una pancarta a las puertas del consistorio de la capital exigiendo al alcalde de la ciudad, Antonio Román, que les permitiera ver los expedientes de contratación de las empresas de Alberto López Armada, a quien el PSOE ha acusado de llevarse cuatro contratas municipales por ser “amigo” del alcalde de Guadalajara. Pero dejando a un lado las pretensiones del grupo Socialista, capitaneado por Magdalena Valerio, entrenado por José María Barreda y presidido por José Luis Rodríguez Zapatero, de intentar desacreditar y ensuciar el nombre del alcalde de la ciudad, con una serie de mentiras rastreras y de tal bajeza moral, que no merece la pena ni comentar, dado que será el juez el que imparta justicia y ponga a cada uno en su sitio. Sí me gustaría volver a la obra del francés Baffie, haciendo especial hincapié en la imagen tan dantesca como estéril que pudimos contemplar en las puertas del Ayuntamiento de Guadalajara en pasados días.

   Porque más que la entrada a un consistorio, los cuatro concejales socialistas, más la omnipresente capitán Valerio y su presidente Barreda, parecían en esforzarse por homenajear al director francés con su particular remake de su obra TOC TOC. Estos seis personajes, con Trastornos Obsesivos Compulsivos en la sala de espera del consistorio, que bien podría ser la sala de espera del prestigioso doctor, presentaban su propio TOC, lo que antes se conocía como “manías”, y parecían estar allí para ser tratados por el mejor especialista en la materia, que bien podría ser el Doctor Antonio Román. Pero el doctor se retrasa y entre ellos deciden organizar, de forma espontánea, una terapia de grupo. Si bien todo el mundo podemos llegar a sufrir algún tipo de trastorno psicológico, unos en mayor y otros en menor cantidad, lo de Magdalena Valerio y José María Barreda podemos decir sin temor a equivocarnos, que es un TOC agudo, severo y de primer nivel. Lo de Valerio y su equipo de concejales, es sin duda un TOC de lo más peculiar. Consistente en la apelación constante a pensamientos o imágenes repetitivas, proyectadas en la figura del alcalde Guadalajara, que a su vez les proporciona compulsiones mentales y que tienen el objeto de contrarrestar su ansiedad provocadora de ideas o imágenes que constituyen sus obsesiones. Del tal modo que se auto engañan así mismos y purgan sus mentiras y sus falsos testimonios, cargando su ira contra el alcalde de la ciudad una y otra vez de forma sistemática.

   El TOC de José María Barreda es un caso más paranormal si cabe y bien podría ocupar perfectamente un capítulo entero de Cuarto Milenio. Padece sin lugar a dudas un trastorno con tendencias algo inciertas y filosofales, viviendo un proceso metafísico del que no puede desprenderse. Ese afán, ese proceso que le lleva a intentar desligarse una y otra vez de su presidente Rodríguez Zapatero, y que le supone una lucha diaria y constante contra todo y contra todos. En definitiva, estos seis personajes permanecieron en la sala de espera del prestigioso doctor durante unos minutos, contemplando como éste trabajaba por los ciudadanos de Guadalajara mientras ellos seguían escaqueándose del trabajo diario, autogestionando sus problemas mediante terapia de grupo. Y debieron llegar a la conclusión, a tenor de sus actos, que era mejor abandonar la consulta antes de que sus Trastornos Obsesivos Compulsivos les dejaran, una vez más, en evidencia ante los ciudadanos de la ciudad. Porque como reflejan los estudios de medicina, se conoce de tratamientos orientados a controlar el Trastorno; pero actualmente no se ha descubierto una cura definitiva ?