Tranquilo, Jordi
09/08/2014 - 23:00
La noticia me sorprendió paseando por las playas de Huelva, disfrutando de la brisa del Atlántico. Alejado de esos malos olores que desprende la corrupción nuestra de cada día. Hasta que de pronto apareció por la orilla la sombra de Jordi Pujol exhibiendo sus vergüenzas patrimoniales: una fortuna oculta en Andorra desde hace 34 años. El hombre de Estado, el referente del nacionalismo, reconocía acorralado por la imputación de dos de sus hijos que la patria catalana es una buena tapadera para enriquecerse de manera ilícita. Envueltos en la bandera del nacionalismo, presumiendo de una superioridad moral inexistente, se lo están llevando crudo. En una sociedad catalana adormecida, con unos medios de comunicación controlados por ellos mismos, la patria se confunde con el patrimonio, pero mal adquirido. Pujol es el buque insignia de una trama de corrupción que tiene sus orígenes en Banca Catalana y en el cobro continuado de comisiones a quienes contrataban con la administración autonómica.
Ustedes tienen un problema que se llama 3%, le recordó hace unos años Pascual Maragall a Artur Mas en una polémica sesión parlamentaria. Al hoy presidente de la Generalitat le cambió la cara, quizás pensando en las cuentas que ya ocultaba su padre en Suiza. De tal palo tal astilla. Los padres de Jordi Pujol y Artur Mas tan patriotas ellos -, abrieron cuentas en el extranjero pensando probablemente en el porvenir de sus hijos. Esa evasión de capitales es hoy una realidad indiscutible. Sus progenitores han hecho también fortuna, pero desde la política. A la sociedad catalana se la ha tenido engañada durante mucho tiempo. Pero en la opinión pública ha calado el infundio del España nos roba y de que todos estos escándalos son fruto de una campaña orquestada contra los derechos históricos del pueblo catalán. Los medios de comunicación catalanes miran para otro lado, sin atreverse a identificar a los verdaderos ladrones. Tranquilo Jordi que has sacado adelante a tus siete hijos con esfuerzo y cariño, y aquí no pasa nada. Y, si pasa, será culpa del Gobierno de España. El problema ahora no es el 3% que decía Maragall. El problema ahora es que los catalanes se dejen también robar el futuro por otro presunto y honorable delincuente.