Un año horribilis
14/06/2012 - 18:54
El pasado lunes se cumplía el primer año desde la constitución de los ayuntamientos tras las elecciones del 22 de mayo de 2011. En aquel momento, más allá de las dificultades con las que se encontraban aquellos municipios donde no se habían conseguido mayorías holgadas o pactos políticos que asegurasen la estabilidad durante el mandato que se iniciaba, los nuevos consistorios chocaban de plano con el trasfondo de la crisis. Un año después el balance del primer año del mandato 2011-2015 no podía ser más realista: durante este tiempo, tanto los nuevos alcaldes como los veteranos han tenido que enfrentarse a un año complicado, marcado por la economía, por los ajustes, las decisiones drásticas y las relaciones con el nuevo Gobierno regional encabezado por Mª Dolores Cospedal. La recesión económica que se dejaba sentir en la orientación del voto, no ha pasado desapercibida para los nuevos gobernantes que no se han podido, ni podrán, desentender de ella a lo largo de los próximos años. La gran mayoría de los presupuestos municipales han sufrido descensos y muchos de los servicios ofrecidos a los ciudadanos se han tenido que recortar, o incluso, hacer desaparecer, para poder cuadrar las cuentas. Con la disminución presupuestaria aparecen ayuntamientos vacíos de contenidos y de opciones de gestión, por lo que se hace más necesario que nunca que al frente de los mismos se sitúen personas y propuestas políticas que tengan otro concepto de lo municipal. Hay que empezar a entender el Ayuntamiento como instrumento inteligente que vaya más allá de la mera satisfacción de unos servicios básicos. Se avecina una reforma de la Ley de la Administración Local. La intención del Ejecutivo de Rajoy es avanzar en el consenso y poder llevar un proyecto de ley a las Cortes en el mes de julio, antes de las vacaciones de verano. Consistiría en concretar en una lista las competencias municipales y que estén correctamente financiadas. Además, para simplificar el mapa municipal, se apostaría por potenciar las diputaciones para que asuman los servicios que prestan muchos ayuntamientos pequeños con poca eficacia. Sin duda este año ha sido uno de los más difíciles de afrontar para muchos consistorios, pero con los cambios que se avecinan, nadie se atreve a augurar que el que empezamos vaya a ser mucho mejor.