Un Círculo de Silencio reivindica la lucha integral contra la trata de personas
España registró en 2022 un total de 229 casos de trata de personas, de los cuales 129 con fines de explotación sexual y 89 relativos a la explotación laboral.
Un grupo de personas se concentró el jueves en la plaza del Carmen de la capital en un Círculo de Silencio dedicado en esta ocasión a la trata de personas, con motivo del Día Mundial contra esta lacra, que se conmemora cada 30 de julio.
El acto, organizado por varias asociaciones sociales, como Fundación Cruz Blanca, Guada-Acoge, Cáritas o Manos Unidas, entre otras, concluyó con la lectura de un manifiesto en el que se reivindicó un lucha contra la trata abordada de manera integral, “teniendo presente que no solo ocurren casos de trata con fines de explotación sexual, sino que es un delito que abarca muchos más ámbitos”.
“Es necesario dotar de coherencia al sistema actual que se encuentra limitado y fragmentado, construyendo esta ley integral a través del consenso, y en cumplimiento a los compromisos internacionales adquiridos por el estado español”, continuaba el manifiesto.
También se ofrecieron datos que dan una idea de la magnitud del problema cuando hablamos de trata de personas, un problema a escala mundial y que presenta una realidad muy diversa con grandes diferencias entre las distintas regiones. “Según el Informe Oficial sobre la Trata de Personas de Naciones Unidas, en 2020 la trata con fines de explotación sexual seguía siendo la forma más extendida, un 50% del total, seguida de la trata con fines de trabajo forzoso, un 38%, y otras formas un 12%. En el año 2018 se detectaron más de 49.000 víctimas en el mundo. De ellas el 46% mujeres, 19% niñas, 20% hombres y 15% niños. Como resultado, el 65% del total de detecciones correspondieron a mujeres y niñas, un claro ejemplo de la dimensión de género del fenómeno. Por otro lado, en el ámbito de la trata con fines de explotación laboral, el 59% de las víctimas detectadas fueron hombres y niños, frente al 41% de mujeres y niñas”.
La trata de personas se define como “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos”, según la primera definición consensuada a nivel internacional.
Las mujeres y niñas son las que sufren de manera desproporcionada las formas más graves de trata. Esto ocurre por la situación de mayor vulnerabilidad que presentan a causa del sistema patriarcal, que permite la devaluación de mujeres y niñas, y perpetúa la desigualdad por razón de género. Ocurre también por la feminización de la pobreza.
Pero también es importante la trata con fines de explotación laboral. De manera general son personas que trabajan como temporeros en condiciones muy precarias. Otros ámbitos donde la trata de personas es también habitual son la construcción y la hostelería, y en el ámbito del trabajo en el hogar, en este caso mujeres, según se explica en el manifiesto leído en el Círculo de Silencio.