Un Debate de Investidura con acuerdo
19/12/2011 - 18:40
El esperado Debate de Investidura de Mariano Rajoy no defraudaba ayer aunque algunos, los más críticos, mantenían que faltaba la concreción en sus palabras. Sin embrago, tras un mes de los pasados comicios del 20-N, por fin se escuchaban en el Congreso las líneas políticas que van a marcar los próximos años de Gobierno. Tras reclamar esfuerzo y confianza para que desaparezcan los nubarrones y que España sea un país con prestigio y con un hueco en el mundo, el futuro presidente pasaba a enumerar algunas de las líneas estratégicas de su Gobierno. Actualizar las pensiones con el índice de precios al consumo desde el próximo 1 de enero, bloquear el empleo público, eliminar los puentes y las prejubilaciones y recortar el déficit en 16.500 millones de euros, eran algunas de las medidas propuestas para las que el presidente emprenderá 12 reformas legales en los primeros tres meses de 2012. Así lo explicaba en la hora y 24 minutos que duraba un discurso en el que se ofrecía a la oposición para afrontar el futuro con el diálogo por delante. El guante lo recogía Alfredo Pérez Rubalcaba quien en su intervención destacaba la importancia de acuerdo y mostraba un espíritu de oposición colaboradora que dejaba entrever que, al menos, las fuerzas políticas más importantes de nuestro país son conscientes, por fin, de la grave situación en la que nos encontramos. El presidente del grupo socialista mantuvo el método dialéctico de las preguntas y se centró en tratar de que Rajoy le precisara detalles sobre todos los temas que habían quedado en el aire. No se podría decir que, después de la sesión, la sensación fuera esperanzadora, pues la radiografía actual de nuestro país no da licencia para tanto optimismo, pero lo cierto es que al menos, parece que empezamos a ir en la dirección adecuada después de meses de desesperanzas y medidas erráticas. Queda aún la segunda sesión del debate, los nombramientos del nuevo Gobierno y la puesta en marcha de las políticas anunciadas, pero al menos queda claro que todos estamos imbuidos del espíritu de sacrificio que el momento requiere. Y eso ya es mucho.