Un gran golpe de efecto

15/11/2010 - 00:00 Fernando Jaúregui

Sí, un gran golpe de efecto fue la firma, este fin de semana, de un nuevo 'pacto del Tinell' entre los líderes del Partido Popular en Cataluña, Galicia y Euskadi. Tres comunidades históricas en las que los 'populares' cuentan con peso diferente, pero en todo caso potencialmente importante. El texto suscrito este domingo en Barcelona entre Alicia Sánchez Camacho, Alberto Núñez Feijoo y Alfonso Basagoiti no incorpora novedades revolucionarias al pensamiento político, pero me parece sin duda el avance más importante que se ha dado en todo el año en cuanto a clarificación de posiciones y ofertas al electorado. Porque este 'Compromiso de Barcelona' es un canto al Estado de las autonomías tal y como debe comprenderse de acuerdo con la Constitución; es decir, es también un canto a la unidad de España, respetando las peculiaridades de cada comunidad. ¿Mera retórica? Sí y no. Alguien tenía que decirlo. Alguien tiene que gritar que, con estas contradicciones, estos fastos y gastos, tanta 'embajada autonómica' en el extranjero, tanto traductor en el Senado, tanta pompa de virreyes, el sistema dejará de funcionar. Y sospecho que la ingrata tarea de Pepito Grillo le va a tocar, cuando le toque, al Partido Popular. Por ello, el nacimiento de la 'Galeusca (Galicia, Euskadi, Cataluña) española', contrapuesta a la 'Galeusca nacionalista' que venía siendo impulsada por el PNV, CiU y el BNG gallego, me ha parecido una encomiable tarea de impulso y clarificación de posturas. Algo tangible para empezar el gran debate nacional sobre esta cuestión territorial, un debate que se va haciendo imprescindible e inevitable. Cierto que el PP impulsó, hace años ya, una reforma constitucional favorable a frenar la cesión de competencias a los gobiernos autonómicos; pero no menos cierto es que ya parecen haberse olvidado aquellos trabajos, impulsados directamente por la hoy portavoz parlamentaria, Soraya Sáenz de Santamaría. Y que de eso se pasó al recurso contra el Estatut, una decisión que algunos, en el mismísimo 'cuartel general' del PP, ven ya como un error. Pienso que tanto Basagoiti como Núñez Feijoo o Alicia Sánchez Camacho, para no hablar ya de la propia Sáenz de Santamaría, representan una zona ideológicamente bien templada y asumible incluso por los nacionalistas moderados vascos y catalanes para llegar a acuerdos de gobierno en lo autonómico y en lo nacional. Quizá por ello, el 'Compromiso de Barcelona' haya tenido un indudable éxito mediático: el ciudadano busca soluciones comprensibles, no palabras que pretenden ocultar el desconcierto. Alguna vez me he pronunciado acerca de la conveniencia de que, tras conocerse el resultado de las elecciones catalanas del próximo día 28, los nacionalistas de Convergencia llegasen a algún tipo de acuerdo 'a la vasca' con el PP. Sería la única manera de desbloquear las viciadas formas políticas catalanas y, a la vez, la única manera de aproximar a Cataluña hacia el resto de España. Lo cual sería, pienso, beneficioso para ambas partes, digan ahora ambas partes lo que digan. .