Un uso responsable del 112

31/07/2012 - 13:58 Redacción

En muchas ocasiones cuando alguien se encuentra en una situación de riesgo se le pasa rápidamente por la cabeza la posibilidad de llamar al 112, pero, ¿se conoce el funcionamiento y la correcta utilización de este servicio? El 112 es un sistema de asistencia inmediata que, según el Real Decreto 903/1977, los ciudadanos pueden utilizar de forma gratuita para pedir, en casos de urgente necesidad, la asistencia de los servicios públicos que se requieran en caso de urgencia sanitaria, de extinción de incendios y salvamento, de seguridad ciudadana y de Protección Civil, cualquiera que sea la administración pública de la que dependan. Según los datos que conocíamos hoy en Castilla-La Mancha se han recibido desde el 1 de enero hasta el 30 de junio de 2012 un total de 973.450 llamadas, de las que 284.482 son llamadas procedentes. Eso significa que muchas de las consultas o avisos que se registraron no se recogen en la Carta de Servicios del 112 por considerarse indebidas o falsas. Eso nos lleva a pensar en la necesidad de hacer un uso responsable del servicio. Llama la atención que analizando los datos por provincias, sea Guadalajara una cuya población hizo más uso del mismo. De hecho, el primer semestre de este año, Guadalajara ha sido la provincia en la que más incidentes se han producido por cada 10.000 habitantes, con un total de 972,2; seguida de Cuenca, con 969,7; Toledo, con 911,5; Ciudad Real, con 897,6 incidentes; Albacete es la provincia con menor tasa de llamadas desde el 1 de enero hasta el 30 de junio del presente año, con 853,6 incidentes por cada 10.000 habitantes. Ante esto volumen es necesario recordar que el ciudadano debe llamar al 112 cuando exista riesgo inmediato para la seguridad o la salud de las personas o cuando algún bien pueda verse afectado: accidentes, necesidad de asistencia sanitaria urgente, incendios, salvamentos y rescates, robos, violencia, catástrofes, interrupción de servicios básicos... Si no es así lo único que se consigue es saturar el sistema y de ese modo poner en riesgo la eficacia en los casos en los que realmente es necesario.