Una ciudad con su equipo

07/06/2013 - 00:00 Redacción

 
 
La Liga de Fútbol Profesional se ha convertido en la ingrata protagonista de la actualidad informativa de Guadalajara al proponer en una resolución, contra la que caben los correspondientes recursos, sancionar al Club Deportivo Guadalajara con el descenso de categoría por incumplir, a su juicio, requisitos legales en cuanto a la conversión de los clubes en sociedades anónimas. Desde el club, tras una multitudinaria rueda de prensa ofrecida en la noche del pasado miércoles con la presencia de tres de los abogados que llevan estos asuntos (expediente administrativo y querella contra el presidente), se transmite tranquilidad con argumentos sólidos. Es trabajo ahora de los expertos en leyes demostrar la regularidad en las actuaciones, algo que parece puede ser un procedimiento largo. Mientras tanto, de manera cautelar, debería permanecer en suspenso la resolución de la LFP para la que parece estar vigente el principio de la presunción de culpabilidad.
 
  No cabe duda de que es una decisión absolutamente desproporcionada respecto a una posible infracción, precipitada porque quien condena o propone hacerlo debe haber juzgado previamente con unas garantías procesales- entre ellas el derecho a una defensa-, discriminatoria por permitir situaciones más graves a otros clubes con deudas millonarias por todos reconocidas, e injusta por atacar a un club humilde al que parece querer aplicar la pena capital sin explicar claramente ni por qué. Todo esto huele mal. En todo caso no hay que olvidar que el Depor ascendió del pozo de la Tercera a la Segunda y en ella se ha mantenido dos años ganando los puntos en los campos de fútbol, por mucho que pueda molestar a alguien de algún despacho. Es el momento de que todas las administraciones, aficionados, prensa y ciudadanos en general estemos unidos contra una posible decisión que perjudica, como se dice ahora, a la marca Guadalajara. Esta final, a vida o muerte, la jugamos todos. Un descenso desde oficinas solo puede responder a una causa de extrema gravedad. Seguro que no la hay.